¿Por qué tan serios?
(01001101 01110101 01100011
01101000 01100001 01110011 00100000 01000111 01110010 01100001 01100011
01101001 01100001 01110011 00100000 01000011 01101111 01101101 01110000
01100001 01110011 -ojo: traducir código binario-)
Abril del 2015.
Nada sabíamos. Supimos. Más o
menos nos explicaron. Menos entendimos. Pero ya después, como luego dicen,
“captamos el concepto en su contexto íntegro”. O sea que nada de nada. Pero era
algo de que habíamos sido víctimas de un ataque cibernético de “alto nivel”.
Claro, pusimos cara de “no problema”, de “habrá que tomar las medidas
pertinentes”, de “se llegará hasta las últimas consecuencias”. Pero, la verdad,
nos preguntábamos si no sería resultado de los “clicks” que nosotros mismos le
damos a la página para que aumente el número de visitas. “Algún entusiasta del
ratón”, pensamos. Pero eso es algo confidencial, así que les agradeceríamos que
no lo hicieran público.
Ya después nos dijeron que se
calcula que, tan sólo en Estados Unidos, el costo promedio anual en ciber
ataques fue de 12.7 millones de dólares en el 2014. No entendimos, me refiero a
la cantidad. Nos explicaron. Entonces entramos en pánico y, corriendo, fuimos a
revisar si nuestras reservas de pozol habían menguado. Nada. “Nivel estable”,
dijo la posta (eso quiere decir que hay suficiente para los homenajes y el
seminario). Hasta ahí todo bien. El problema fue que, para celebrar que el
ciber ataque no había logrado penetrar las sólidas bóvedas donde almacenamos
“el oro del siglo LXIX”, echamos fiesta y baile con música electro de los diyis del
pueblo. ¿Resultado? Bajaron significativamente las reservas estratégicas y
ahora hay que reponerlas.
Pero, como quien dice, ya es
oficial: el neozapatismo ha ingresado al siglo XXI. Ok, ok, ok, nos
tardamos, pero tomen en cuenta que apenas es 2015.
¿Pensaban que la imagen del
México moderno estaba de shopping en Beverly Hills, viajando en
helicóptero o en un spot electoral? ¡Wrong! ¡404 Error! ¡Erreur!
¡Fehler! ¡Oшибка!
La página del ezetaelene recibió
un ¡ataque c-i-b-e-r-n-é-t-i-c-o!
Ok, ok, ok, no sabemos bien qué
quiere decir eso (nosotros, tan premodernos, acostumbrados sólo a los
ataques de soldados, policías, paramilitares y caga-tintas varios), pero se
escucha muy de las de acá, de mucho caché, de clase mi buen, de primer mundo.
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