ELLOS Y NOSOTROS.
VII.- L@s más pequeñ@s 3.
3.- Las Compañeras. El muy largo camino de las zapatistas.
Febrero del 2013.
NOTA: A continuación unos fragmentos de la compartición de las mujeres zapatistas, mismos que forman parte del
cuaderno de texto "Participación de las mujeres en el gobierno
autónomo". En estos
fragmentos, las compañeras hablan de cómo ven su propia historia de lucha como
mujeres y, de paso, derrumban algunas de las ideas sexistas, racistas y
antizapatistas que, en todo el espectro político, hay sobre las mujeres, sobre
las indígenas y sobre las zapatistas.
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Buenos días a todas, a todos. Mi nombre es Guadalupe, mi pueblo es Galilea de la región Monterrey, como
ustedes escucharon, hay regiones que no tienen municipio autónomo, yo vengo de
una región donde no hay municipio autónomo. Mi cargo es promotora de educación y
represento al Caracol II “Resistencia y rebeldía por la humanidad”, de la zona
Altos de Chiapas. Para empezar voy a presentar a ustedes una pequeña introducción
para que podamos entrar en el tema.
Sabemos que desde el inicio de la vida las
mujeres tenían un papel muy importante en la sociedad, en los pueblos, en las
tribus. Las mujeres no vivían como
vivimos ahora, eran respetadas, eran las más importantes para la conservación
de la familia, eran respetadas porque dan la vida así como nosotros respetamos
ahora a la madre tierra que nos da la vida. En ese tiempo la mujer tenía un papel tan
importante pero con la historia y con la llegada de la propiedad privada eso se
fue cambiando.
La mujer al llegar la propiedad privada fue
relegada, pasó a otro plano y llegó lo que llamamos el “patriarcado” con el
despojo de sus derechos de las mujeres, con el despojo de la tierra. Entonces fue con la llegada de la propiedad
privada que empezaron a mandar los hombres.
Sabemos que con esta llegada de la propiedad privada se dieron tres
grandes males, que es la explotación de todos, hombres y mujeres, pero más de
las mujeres, como mujeres también somos explotadas por este sistema neoliberal.
También sabemos que con esto llegó la
opresión de los hombres hacia las mujeres por ser mujeres y también sufrimos
como mujeres en este tiempo la discriminación por ser indígenas. Entonces tenemos estos tres grandes males, hay
otros pero ahorita no estamos hablando de eso.
Nosotros dentro de la organización, con tanta
falta de derechos como mujeres, se vio necesario luchar por la igualdad de
derechos entre hombres y mujeres, fue así como se dictó nuestra Ley
Revolucionaria de Mujeres. Sabemos que
nosotros aquí en la Zona Altos tal vez no hemos tenido grandes avances, han
sido avances pequeños, son lentos pero vamos avanzando, compañeras y
compañeros.
Aquí vamos a decir en la Zona Altos cómo es
que hemos avanzado con los diferentes niveles, en las diferentes áreas, en los
diferentes lugares donde nos toca trabajar. También vamos a decir cómo en la
ley revolucionaria hemos visto, hemos analizado, antes de venir aquí, entre
hombres y mujeres analizamos cómo estamos en cada uno de estos puntos de la Ley
Revolucionaria de las Mujeres, eso es lo que vamos a decir. Porque es muy
importante que en este análisis no sólo participemos las mujeres, también
necesitan participar los hombres, para escuchar lo que pensamos, lo que decimos.
Porque si estamos hablando de una lucha revolucionaria, una lucha
revolucionaria no la hacemos sólo los hombres ni sólo las mujeres, es tarea de
todos, es tarea del pueblo y como pueblo habemos niños, niñas, hombres,
mujeres, jóvenes, jóvenas, adultos,
adultas, ancianos y ancianas. Todos tenemos un lugar en esta lucha y por eso
todos debemos participar en este análisis y en las tareas que tenemos
pendientes.
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(...)
Compañeros, compañeras, mi nombre es Eloísa, del pueblo Alemania, municipio San Pedro Michoacán, fui
miembro de la Junta de Buen Gobierno, del Caracol I “Madre de los caracoles.
Mar de nuestros sueños”. Nos toca hablar
un poco sobre el tema de las compañeras y a mí me tocó hablar un poco cómo es
que era la participación antes del 94 de las compañeras y un poco cómo fuimos
avanzando después del 94.
Así como platicamos en nuestra zona, que de por
sí desde un principio nosotras como compañeras no participábamos, nuestras
compañeras de más antes no teníamos esa idea de que nosotras como compañeras
podemos participar. Teníamos ese
pensamiento o esa idea que nosotras las mujeres sólo servimos para el hogar o
cuidar los hijos, hacer la comida; tal vez será por la misma ignorancia del
capitalismo que eso es lo que teníamos en la cabeza. Pero también nosotras como mujeres sentíamos
ese temor de no poder hacer cosas fuera del hogar, así como también no teníamos
ese espacio de parte de los compañeros.
Al igual no teníamos esa libertad de
participar, de hablar, como que se pensaba que los hombres eran más que
nosotros. Cuando estamos bajo dominio de
nuestros padres, nuestros padres no nos daban esa libertad de salir pues era
mucho el machismo que se vivía antes. Tal
vez los compañeros no es porque ellos lo querían hacer sino porque tenían la
idea que el mismo capitalismo o el mismo sistema nos lo penetró en la cabeza. También porque el compañero no está
acostumbrado a hacer oficios dentro del hogar, a cuidar los hijos, a lavar la
ropa, hacer la comida y eso es lo que le dificulta al compañero hacer los
oficios dentro del hogar pues le hace difícil cuidar los hijos para que la
compañera pueda salir a hacer su trabajo.
Como dije antes, las compañeras que vivimos
bajo dominio de nuestros padres o vivimos todavía con nuestros padres, como
tenemos un respeto que cuando estamos con nuestros padres, nuestros padres
dicen si podemos hacer el trabajo, pues nos vamos a donde queremos hacer el
trabajo. Pero si nuestros padres, a
veces que nos dicen no vas a ir, es que a veces le respetamos, también a veces
que tenemos en la cabeza que le respetamos a nuestros padres. Entonces hay veces que nuestros papás no nos
saca, también ha pasado que piensan que al sacarnos fuera de nuestras casas
como hijas no vamos al trabajo que nos corresponde sino que vamos a hacer otras
cosas y después involucramos a los papás en problemas y ya los papás se ocupan
a ese espacio a arreglar nuestros diferentes problemas que tenemos como
mujeres. A veces también eso es la idea
de nuestros padres o de los esposos, los que ya son parejas, o sea que eso
también a veces tienen en la idea los compañeros.
(...)
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Compañeros y compañeras, muy
buenas tardes a todos ustedes que hoy aquí están presentes. Mi nombre es Andrea, mi pueblo es San Manuel, mi
municipio es Francisco Gómez del Caracol III “La Garrucha”. Venimos
representando nosotros como compañeras de la zona de Garrucha, lo que
alcanzamos a expresarnos pues no traemos tantas palabras, casi allá la mayoría
hablan en tzeltal.
Voy a empezar primero con lo
que habíamos sabido que antes de 94 habían sufrido mucho las compañeras. Había
humillaciones, maltratos, violaciones, pero al gobierno no le importaba eso, su
trabajo es nomás destruirnos como mujeres. No le importaba si es que hay una
mujer que se enfermaba o pides ayuda o auxilio, eso no le importa.
Pero nosotras como mujeres, ya
ahora, ya no podemos dejarnos a eso, tenemos que seguir adelante. En esos
tiempos hemos sufrido, así es que han comentado las compañeras. En esos tiempos
que dije que había muchas humillaciones, lo que hacía el mal gobierno y también
los finqueros, ¿qué es lo que hacían en ese tiempo? Es que a las compañeras no
las tomaban en cuenta.
¿Esos finqueros qué hacían? Los
tenían en mozo a los compañeros, las compañeras se levantaban muy temprano a
trabajar y de esa forma todavía las pobres mujeres seguían trabajando
juntamente con los hombres. Había mucha esclavitud, pero compañeros, ahora ya
no queremos eso, así es que ya apareció nuestra participación como compañeras. En ese tiempo no había participación, nos
tenían así como ciegos, sin poder hablar. Pero lo que queremos ahorita es que ya
funcione nuestra autonomía, queremos que ya participemos nosotras como mujeres,
que ya no nos dejemos atrás. Seguiremos adelante para que vea el mal gobierno
que ya no nos dejamos explotar como lo hizo con nuestros antepasados. Ya no
queremos.
Ya de ahí hasta el año de 94 se
supo que ya había nuestra ley de mujeres. Qué bueno, compañeros, que ya hubo eso, que ya
hemos participado. Desde ese año ya habían
salido manifestaciones, ya se ha visto que ya han salido las compañeras, por
ejemplo en la Consulta Nacional salieron las mujeres también, participaron. Yo también presenté en ese tiempo, yo tenía 14
años y presenté la Consulta Nacional. De esa forma, yo no sé ni participar ni
hablar, pero sí hasta donde pude lo hice, compañeros.
Ya lucharon, ya demostraron, ya
el gobierno se dio cuenta que también las mujeres ya no se dejaban, seguían. Ya
ahora, que ya dije que ya queremos que funcione nuestra autonomía, y apareció
nuestros derechos como mujer, lo que vamos a hacer ahora es ya construir, hacer
el trabajo, así como dicen que ya es nuestra obligación seguir adelante.
Entonces nosotras que ya ahora
estamos aquí presentes, no sé si alguna compañera que me sucede, una pregunta,
si saben quién fue que hizo esa ley revolucionaria. Si alguien lo quiere responder lo puede
responder, porque alguien fue que luchó por eso y alguien fue que defendió por
nosotras. ¿Quién fue que luchó por nosotras, compañeras? La Comandanta Ramona,
fue que hizo ese esfuerzo para nosotras.
Ella no sabía leer ni escribir, ni hablar en castilla ¿Y por qué
nosotras entonces, compañeras, no hacemos ese esfuerzo? Es un ejemplo esa
compañera que ya hizo el esfuerzo. Ya es ella el ejemplo que vamos a seguir más
adelante para hacer más trabajos, demostrar qué es lo que sabemos en nuestra
organización.
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Me toca representar a las compañeras que van
a participar en tema de mujeres, que son 5 compañeras que van a participar. Buenas tardes a todos. Mi nombre es Claudia. y vengo del Caracol IV de
Morelia. Soy base apoyo del pueblo
Alemania, región Independencia, municipio autónomo 17 de Noviembre. Voy a leer un poco, antes de entrar con
nuestros subtemas, traigo una introducción. Voy a leer el escrito porque si digo así
nomás, ya estando aquí enfrente, se me va olvidar lo que voy a decir.
Mucho más antes sufríamos por el maltrato y
la discriminación, la desigualdad en la casa, en la comunidad. Siempre sufríamos y nos decían que éramos un
objeto, que no servimos nada, porque así nos enseñaron nuestras abuelas. Sólo nos enseñaron a trabajar en la casa, en
el campo, cuidar el niño, los animales y servir el esposo.
Nunca tuvimos la oportunidad de ir a la
escuela, por eso no sabemos leer ni escribir, mucho menos hablar en castilla. Nos decían que una mujer no tiene derecho de
participar ni reclamar. No sabíamos
defendernos ni conocíamos qué es un derecho. Así fueron educadas nuestras abuelas por sus
patrones que eran los rancheros.
Algunas de nosotras ahora todavía tenemos esa
idea de trabajar sólo en la casa porque así vino encadenando este sufrimiento
hasta ahora donde estamos. Pero después
de diciembre de 1994 se formaron los municipios autónomos, es ahí que empezamos
a participar, a conocer cómo hacer los trabajos, gracias a nuestra organización
que nos dio un espacio de participación como compañeras, pero también gracias a
nuestros compañeros, a nuestros papás que ya entendieron que sí tenemos derecho
a hacer los trabajos.
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Compañera Ana. Nuevamente nos toca el
turno otra vez a la Zona Norte, ya están acá los participantes que van a hablar
de los temas que se analizó allá en nuestro caracol. Voy a empezar con una introducción.
Hace muchos años atrás existía
la igualdad entre hombres y mujeres porque no había uno que era más importante
que el otro. Poco a poco empezó la
desigualdad con la división del trabajo, cuando los hombres son los que salían
al campo a cultivar para sus alimentos, salían de cacería para completar la
alimentación en las familias y las mujeres se quedaban en la casa para dedicar
a los trabajos domésticos, así como también el hilado, el tejido de la ropa y
en la elaboración de utensilios de cocina, como las ollas, vasos, platos de barro. Más después surgió otra división del trabajo
en aquellos que empezaron a dedicarse a la ganadería. El ganado empezó a servir en forma de dinero
ya que lo utilizaban para intercambiar sus productos. Con el tiempo esta actividad se convirtió como
el más importante, más aún cuando empezó a surgir la burguesía que se dedicaban
a comprar y vender para acumular ganancias. Todo este trabajo son los hombres quienes lo
dedicaban, por eso son los hombres que mandan en la familia, porque él solo
conseguía para los gastos de la familia y el trabajo de las mujeres no era
reconocido como importante, por eso se quedaron como las menos, débiles,
incapaces de hacer un trabajo.
Así era la costumbre, el modo
de vida que trajeron los españoles cuando vinieron a conquistar nuestros
pueblos, como ya dijimos anteriormente, que son los frailes quienes nos
educaban e instruían en sus costumbres y conocimientos. Desde ahí nos enseñaron que la mujer tenía que
servirle a los hombres y hacerle caso en todo momento cuando da órdenes, y que
las mujeres deben cubrir su cabeza con un velo cuando van a la iglesia y que no
tiene que fijar su mirada por cualquier lado, tiene que estar agachadito su
cabeza. Se consideraba que las mujeres son los que hacían pecar a los hombres
por eso la iglesia no les permitía que las mujeres vayan a la escuela ni mucho
menos ocupar cargos.
Nosotros los pueblos indígenas
lo agarramos como una cultura la forma como los españoles trataban a sus
mujeres, por esa razón en las comunidades empezó a surgir la desigualdad entre
hombres y mujeres que sigue hasta ahora, como estos ejemplos:
Las mujeres no les permiten ir
a la escuela y si una muchacha sale a estudiar era mal vista por la gente de
las comunidades. A las niñas no les dejaban jugar con los niños ni tocarles sus
juguetes. El único trabajo que debe
hacer las mujeres es en la cocina y a criar hijos. Las muchachas solteras no tenían la libertad
de salir ni de pasear en la comunidad ni en la ciudad, tenían que estar
encerradas en su casa, y cuando se casaban eran cambiadas por el alcohol y
otras mercancías, sin que la mujer dé su palabra si está de acuerdo o no,
porque no tenía el derecho de elegir a su pareja. Cuando ya están casadas no podían salir a
solas ni hablar con otras personas, más si son hombres. Existía el maltrato de las mujeres por sus
maridos y nadie aplicaba justicia, estos maltratos más los realizaban los
hombres que toman trago. Así tenían que
vivir toda su vida con sufrimiento y abuso.
Otra de las cosas que hacían
las mamás era instruir a sus hijas en que tienen que servirle la comida a sus
hermanos, para que más adelante pueda vivir bien con su esposo y no recibir
maltrato, porque se cree que una de las razones del maltrato de la mujer es que
no aprendieron a servirle a su marido y hacerle caso en todo lo que el hombre
indique.
Pero también nuestros abuelos y
abuelas tenían sus costumbres buenas que siguen practicando hasta ahora, por
eso no hay mucha preocupación cuando hay enfermedades, porque conocían las
plantas medicinales y sabían mucho de cómo cuidar la salud. No se preocupaban por la falta de dinero
porque todo lo que necesitaban para la alimentación ellos lo cultivaban, por
eso las mujeres de antes eran fuertes, trabajadoras, porque elaboraban su
propia ropa, calhidra, aunque no
conocían su derecho pero pudieron salir adelante.
(...)
-*-
(Continuará...)
Doy fe.
Desde las montañas
del Sureste Mexicano.
Subcomandante
Insurgente Marcos.
México, Febrero del
2013.
Ve y escucha los videos que acompañan este texto:
Y ya que de mujeres se trata, aquí Violeta Parra cantando “Arauco
tiene una pena”. 50 años después de esta voz, el Pueblo Mapuche sigue
resistiendo y transformando esa pena en rabia.
Audios e imágenes del encuentro “La Comandanta Ramona y las
zapatistas”, celebrado en el tierras zapatistas, en diciembre del 2007.
En una parte, nuestra compañera Comandanta Susana recuerda a la Comandanta
Ramona, fallecida en enero del 2006.
Mensaje de las compañeras zapatistas a las compañeras de todo el
mundo, en diciembre del 2006. Minuto 2:22 dice la compañera “No
necesitamos a un profesionista a que nos venga a decir cómo debemos vivir”.
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