Obra de teatro en varios actos con
notas de pie de página.
Monólogo a muchas voces.
Para el maestro con cariño, esperando que
se recupere pronto de que duele su panza.
(Se abre el telón. Pero resulta que no está listo todo y lo vuelven a
cerrar. Pero no muy cierra porque se atora la cobija que es el
telón. Tardan. Ya por fin se abre el telón y empieza la obra de
teatro. Sale al escenario un compa que de por sí no muy quería
participar, pero ni modos, qué le va a hacer, le tocó).
El compa empieza a hablar:
–
“Bueno, yo les voy a contar la parte que me toca. Porque la
problema no fue sólo que éramos un chingo de personas quienes vimos la
obra de teatro. O sea “la seña”, que así le decimos también acá. El
caso o cosa, según, es que para mirar y escuchar no es que te sientas y
ya. No. Porque el auditorio se movía y unas veces veías de un lado,
luego de otro, luego de arriba, después de abajo. Y también a veces
podías mirar lo que miraban los que participaban. Por ejemplo, a veces
mirabas lo que miraba la Marijose, o la Verónica Palomitas, o el Monarca o el
Capitán. O sea que podías mirar y escuchar todas las partes del todo,
pero desde diferentes lugares. Un relajo pues”. (nota de pie de
página Uno).
“Bueno, pero éramos muchos por razón de que era un secreto. El Capitán
le dijo a la Verónica Palomitas que hay que hacer una obra de teatro, pero no
le digas a nadie. Y, bueno, pues la Verónica es su modo que, si le dices
que es un secreto, rápido va y lo publica. Y luego la Marijose le pidió
permiso al Manuel de poner un letrero en la taquería “TaCostilla” para anunciar
la obra.”
“El caso o cosa, según, es que se corrió la voz y al rato ya todos sabían de la
obra de teatro. Y más por el título, porque las jóvenas zapatistas
se organizaron para asistir y criticar: si la compañera la más bonitilla está
gorda o flaca, o es alta o chaparra, si tiene su ojo chueco, si camina
jorobada, si muy rabona su nagua que de una vez no se puede creer, y así.
Yo las critiqué que no sirve que hacen así, pero me respondieron que van a mal
hablar, sí, pero en común y organizadas. Los jóvenes, o sea los machitos,
pues con más razón. Hasta partidistas, porque todos querían saber quién
era la compañera la más bonitilla. Hasta las compañeras ya de edad
llegaron, porque, dijeron, “de seguro anda con su nagua toda rabona que si se
agacha se le ve hasta la garganta”. Total, que éramos creo más de dos
chingos”.
“Y a unos les tocó sentarse arriba del escenario que sea que veían como si
fueran un dron. Y otros les tocó mero abajo, que sea que veían las suelas
y todo desde abajo, como si fueran bichitos. Los demás en los lados,
alrededor de donde se presentaba la historia. Y donde te sientas, se
mueve por todos lados”.
“Bueno, les digo esto para que entiendan que, aunque les voy a contar la
historia, en realidad sólo les voy a contar una parte, la que me tocó
mirar. Si quieren saber el todo, pues van a tener que hacer una asamblea
y una compartición con todos los que asistimos”.
-*-
Nota
de Pie de Página Uno. – El local donde se presente la obra deber ser como una
esfera. En su centro o núcleo estará el escenario y las bancas para el
público estarán por todos lados en la esfera alrededor del escenario.
Pero las bancas se mueven por toda la orillada de la esfera teatral. O
sea que, como quien dice, ni cuarto muro, ni primero, ni segundo, ni tercero,
ni arriba, ni abajo, ni a los lados. Así el escenario no estaría en el
centro de una circunferencia de dos dimensiones, sino en el centro de una
esfera multidimensional, agregando a la 3D la dimensión temporal.
O sea que la base de los espectadores es giratoria en todas las
dimensiones. De modo que las escenas se aprecien por todos los lados, o
sea desde diferentes y distintos puntos de vista. A los lados, por
arriba, por abajo y en el lugar simultáneo de quienes actúan. Sería como
un átomo, donde los neutrones serían la escenografía y las luces; los actores
serían los protones; y los espectadores serían como los electrones girando
alrededor del núcleo o escenario.
Ok, ok, ok. Sí, en caso de que fuera posible esto, sería carísimo, pero
en realidad el problema está en que, para obtener una visión del conjunto de la
escena, se necesitarían una serie de comparticiones en asamblea, donde cada
quien diga lo que vio y así complete la visión de los demás. Y, aun así,
se tendría sólo una parte, y sería necesario un número infinito de asambleas
para tener el todo a partir de las partes.
Nota
de pie de página a la nota de pie de página Uno. – Este planteamiento escénico
será conocido luego como “La Paradoja del Capitán”. Nada de que
Schrödinger, DC, ni Marvel, ni tortura animal, ni cosas por el estilo.
Resistencia y Rebeldía. Fuck Trump and Fuck Netanyahu.
Oh, lo sé, pero no pude resistirme.
Nota
de pie de página a la nota de pie de página de la nota de pie de página Uno. –
Como se puede apreciar, el autor de este delirio no desaprovecha para meter,
como quién dice, la política. Ignorando así el sabio precepto que indica
que el arte es arte y no política, y que una cosa es una cosa y otra cosa es no
me chingues. Amén.
-*-
Bueno, de ahí que aparece el Capitán que está en su champa y a saber qué está
garabateando en un su cuaderno. Entonces se escucha que lo llama por
radio el SubMoy. No es que dice “soy el SubMoy” sino que lo conocí su
voz. Entonces el Capitán lo responde en el radio que “adelante”. Y
el SubMoy le dice: “te voy a mandar un colego que necesita que lo
apoyes”. “Está bueno”, dice el Capitán.
Y
ahí nomás llega un chamaquito, como de unos 4 o 5 años que dice que se llama
“Chinche”. El niño explica que se llama “Chuy”, pero como siempre está
haciendo maldades, su mamá le dice “Pinche Chuy, tiraste el agua”, “Pinche
Chuy, mojaste la ropa seca” y así. Pero el Chuy no habla bien y no sabe
decir “pinche”, y dice “Chinche”. Entonces así se le quedó.
Y el Chinche le dice al Capitán que lo tiene que buscar quién es la compañera
la más bonitilla. Que para qué quiere saber, le pregunta el
Capitán. “Pues porque ya lo estoy buscando una mi mujer”, dice
Chinche. “Pero si eres un crío de 4 o 5 años”, le dice el Capitán.
“No importa, quiero buscar de una vez para luego no andar batallando de un lado
a otro, y que regalitos y que canciones y que hay que bañarse y peinarse, y que
ropa para verse bien galán, y de una vez no se puede creer”. “Pero qué
vas a hacer, y qué tal que no te quiere”, le dice el Capitán. “Bueno”,
dice Chinche, “pues ahí lo voy a ver yo, le echo la política para
convencer. Pero tú no tengas pena y cumple la orden de que vas a
apoyar”. “Bueno”, dice el Capitán, “ahí te aviso luego lo que salió de la
investigación”. Bueno, tardan más hablando, pero les estoy contando
como quien dice el resumen. Y se va el Chinche.
-*-
Bueno de ahí sigue otra parte. Creo que dicen “otra escena”, pero es en
el mismo lugar o sea en la champa del Capitán. Lo agarra su radio y dice
“martillo, martillo”. Entonces se oye la voz del Monarca que dice
“adelante, adelante”. O sea que “Martillo” es el Monarca. Entonces
el Capitán le dice “Búscalo al Comando Palomitas y lo mandas”. “No se
escucha, repite, repite”, dice el Martillo. El Capitán le repite que lo
busque al Palomitas. Pero se ve que no recibe bien su radio del
Monarca. “No se escucha, repite, repite”. Y el Capitán como que se
desespera y grita “¡Que mandes al Palomitas!” Ahí sí lo escucha el
Martillo y responde “copiado, copiado, ahí llevo”. Y al rato llega el
Monarca cargando un costal pergamino lleno de palomitas de maíz. “¿Y
eso?” pregunta el Capitán. “Pues pediste palomitas. Las acaban de
hacer el compa Faustino y la Angelina”. “Dije “El Palomitas”, o sea el
comando palomitas”, como que se enoja el Capitán. Y se va otra vez el Martillo,
mientras el Capitán se atasca de palomitas. Bueno, pues regresa el
Monarca con la Verónica Palomitas.
La Verónica lo está buscando si hay dulce de chamoy. El Capitán le
pregunta por qué llegó nomás ella. La Verónica dice que el Amado y el
Chinto ya están viejos y ya lo están buscando una su marida. Y la Cintia
y el Chuy a veces llegan, pero no están ahorita.
“¿Pues cuántos años tienen pues?” “El Amado y el Chinto ya tienen 14
años, o sea que ya son palomitas rancias, ya no sirven”. Bueno, de ahí el
Capitán le dice que hay un trabajo muy importante y muy secreto, que no puede
decir a nadie ni andar publicando.
La
Verónica, ya me acordé, en la obra se llama “Tiendera”, que porque siempre está
en la tienda. O “Tamale Crudo” porque hace que duele tu panza.
Bueno, la Verónica pregunta si en el trabajo hay chamoy. “Hay”, le
responde el Capitán. La Verónica dice “bueno, ahí lo voy a ver si es que
me conviene y si cumplo o no”. El Capitán la regaña porque es orden del
SubMoy, pero la Verónica dice que ella es niña y por eso luchamos, para que las
niñas hagan lo que quieran y los niños sí tienen que obedecer. Se ponen a
discutir los dos, la Verónica con el Capitán. Tardan y nomás están
neceando, entonces eso me lo salto. Ya por fin el Capitán le dice que hay
que buscar a la compañera la más bonitilla. Entonces se ve que ahí
está la problema como quien dice, porque la Verónica pregunta:
¿Pero dónde voy a buscar? Pues entre todas las compañeras, le responde el
Capitán. ¿Todas las compañeras todas o sólo unas todas? Todas.
¿Aunque sean de otro planeta? ¿Cuál otro planeta? Bueno,
fuimos a unos lugares que son muy otros, acaso llueve agua, llueve nieve y las
niñas nos tenemos que forrar como tamale por el frío.
Todas, dije. Bueno, pero ¿qué les digo o qué hago? Les tomas
foto para ver si es que cumpliste el trabajo y ver cuál es la más bonitilla.
Ya lo sé cuál es la compañera la más bonitilla. ¿Quién? Mi
mamá. ¿Pero quién te dijo eso? Mi papá. No vale. ¿Por
qué no vale si mi papá es hombre y los hombres siempre dicen esas cosas raras
de que si muy bonitilla o no mero? Bueno, pues porque tu papá tiene que
decir eso porque si no tu mamá se embravece y se convierte en gorsodoma y
hasta ahí nomás llegó tu papá. Es la más bonitilla. No es. Sí
es. Tardan.
El Capitán como que se rinde y no tiene mucho saldo para mandar a la página el
escrito de la obra y dice: “Bueno, entonces vas a buscar a la segunda más
bonitilla”. “Bueno”, dice la Verónica. “Entonces te voy a prestar
mi celular y tomas foto y traes para ver”, la despide el Capitán. Se va
la Verónica Palomitas.
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En la siguiente escena entra la Marijose saludando al público, como si
estuviera desembarcando en Vigo, Galizia. Luego dice: Aquí lo traje tu
celular, capitán. ¿Cómo? Si le di a la Verónica para que toma
fotos. Bueno, es que llegó la Verónica al puesto de tacos con una su
banda de palomitas y pidió 5 órdenes de tacos, surtido. ¿A poco se zampó
25 tacos? No, sino que los compartió con su banda. ¿Y luego?
Bueno, pues a la hora de pagar, pues no trae paga. Entonces me da el
celular y me dice que queda en prenda y que ya que tenga paga viene a pagar su
debe y ya le devuelvo su celular. Maldita Verónica. Entonces lo
miré que es tu celular y te lo traje porque creo que va a tardar la Verónica en
conseguir la paga. Bueno, ni modos, pero dile al Manuel que no se olvide
de mis tacos, que ahí le voy a pagar luego. Já, dice la Marijose, o sea
que lo sabe que no hay cuándo va a pagar el Capitán, mientras se retira
saludando y mandando besos al público.
El Capitán revisa las fotos que tomó la Verónica de la compañera la segunda más
bonitilla y son puras selfies de la Verónica haciendo caras y
gestos. El capitán reflexiona y entiende que, en su cabeza de Verónica,
ella es la segunda más bonitilla porque es la hija de la primera más bonitilla.
En eso llega la Verónica a cobrar los intereses de su salario como Comisión de
Investigación. El Capitán le reclama que no cumplió. La Verónica
alega que quién dice que no cumplió si sí lo hizo el trabajo. No
hiciste. Sí hice. No. Sí. Míralo, ahí está la foto de
la compañera la más bonitilla. Entrega una piedrita. Pero esto es
una piedra. “No, ahí está la foto de todas las compañeras de todos los
planetas. Porque todas las compañeras son las más bonitillas porque son
compañeras y son compañeras porque son las más bonitillas. No hay quien
más ni quien menos, sino que cabal”. Pero no se mira. Es que no
sabes mirar bien, tienes que mirar dentro de la piedra. ¿Entonces la
rompo la piedra? ¿Con un martillo? No, tienes que mirar dentro,
pero respetando a la piedra porque la piedra no tiene delito. Pero no hay
fotos. Hay. ¿Cómo sabes que no hay si no has mirado? ¿Y cómo voy a
mirar? Lo agarras la piedrita y lo pones cerca de tu oreja y ahí lo vas a
mirar. ¿Lo voy a mirar con la oreja? Bueno, pues de plano no
entiendes. Así son los pinches hombres, que no saben mirar. Ah, y
te aviso que tienes debe en la taquería, con el Manuel y la Marijose, porque en
la chinga del trabajo pues tengo que comer, que sea el motor necesita gasolina.
Pero fueron tacos, no gasolina. Es que hay diferentes tipos de
motores. Ahí que te pasen la cuenta. Se va la Verónica Palomitas.
El Capitán queda pensando. “Bueno, pues entonces hay que cambiar de
estrategia”, dice, “hay que buscar a la compañera la tercera más bonitilla”.
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Llega el Chinche a ver si ya hay razón de su encargo. El Capitán le dice
que se siente, le pasa un dulce de chamoy. El Capitán tiene en las manos
la piedrita que le dio la Verónica. La mira y le da vueltas. La
pone cerca de su oreja. Le siguen dando vueltas. El Chinche ya se
acabó el dulce y como que tose para que el Capitán vuelva a la realidad.
El Capitán suspira y le dice:
“Bueno
compa, lo primero que tienes que hacer es conseguir un martillo”.
Telón…
Telón… dije “Telón” … ¿?
Bueno, pues no hay telón. Era su cobija del Capitán y se la llevó.
Y, como no cae el telón, entonces, como quien dice, se mira todo. Y así
es como sabemos que, en Registro del Encuentro de Resistencias y Rebeldías
próximo, hay ya 768 asistentes y participantes, de 37 geografías (Alemania,
Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Chipre,
Colombia, Dinamarca, Ecuador, Egipto, Eslovenia, El Salvador, Estado Español,
Estados Unidos, Finlandia, Francia, Gales, Galicia, Ghana, Gran Bretaña,
Grecia, Guatemala, Italia, Kurdistán, Los Balcanes, Marruecos, México, Noruega,
País Vasco, Panamá, Perú, Rumania, Suiza, Uruguay). Y unas 252
participaciones apuntadas.
Eso, y un mensaje corto para el Frayba:
Todas las agresiones, hostigamientos, persecuciones y ataques de los malos
gobiernos a quienes tienen, en la defensa de los derechos humanos, su vocación
y destino, no son sino la confirmación de que están cumpliendo con la labor que
abrazaron; y que las víctimas del Poder tienen, en ustedes, una esperanza de
verdad y justicia.
-*-
¿Ahora sí telón? ¿Ya consiguieron para reponer? … ¡No chinguen, ésa
es la cobija del SubMoy! ¡Corran por sus vidas!
Desde
las montañas del Sureste Mexicano.
El
Capitán.
México, mayo-junio-julio del 2025.