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posdatas 3
VI.-
EL INCONFORME
Primero bufó
irritado. Erizada la piel como gato huraño y rebelde, desdeñoso de cajas
y pirámides. Así nomás, sin avisar siquiera.
Luego, para quien no
sabe, una especie de caricia tierna. Después los zarpazos creciendo en
cantidad y fuerza. Más luego, un remolino de inconformidad. Al
poco, aquello era un corredero. A la furia del viento se sumó una lluvia
como para decirle al ventarrón que compartía su rabia. Arrojó hombres y
hojas contra las paredes de las champas y, lo juro, crujieron los cimientos del
templete de concreto.
Viento y lluvia.
Ni para donde hacerse. Mejor quedar a mitad de la furia que arriesgarse
al vuelo de guillotina de las láminas arrancadas como desafiando el modesto
pudor de los galerones ya limpios, con pintura y paredes renovadas.
Pero, por extraño que
parezca, la tormenta respetó la periferia y se concentró en el centro.
Ahí donde el esqueleto de una pirámide se elevaba a no pocos metros de la
grava.
Como diciendo: “Aquí
pirámides no”.
Y las mantas que
simulaban las paredes de la pirámide, se hinchaban con esa mezcla de alas y
velamen que a ratos semejaban un navío errante y a ratos una aeronave
extraviada, sin tierra a la vista, sólo con la certeza de que abajo permanecía
el suelo esperando sin apuro, como diciendo “aquí nomás”.
Tratamos de hablar con
él, pero, entre la lluvia y los ventarrones, apenas conseguimos que amainara lo
suficiente para que los compañeros que habían trepado a lo más alto para
colocar el signo del dinero bajaran. Inmediatamente un fuerte y concentrado
soplido terminó por arrancar el velamen y la manta voló montaña arriba.
“Así nacen los
fantasmas”, pensé.
Empezamos a explicar
atropelladamente que no era para que quedara de por sí, sino que era más bien
como una explicación de la política. Para revelar, pues. Que nada
de dioses falsos o verdaderos. Que de por sí se va a destruir. No
sólo ésa, sino que todas las pirámides. Sí, en el todo y las
partes. Sí, en todos los rincones del planeta.
Amainó de a poco, como
dudando de nuestro compromiso.
Se fue luego pero no
rápido, como diciendo “si el ser humano no cumple, cumpliremos nosotras, las
partes de la madre primera”.
-*-
El SubMoy checó la
construcción y sentenció: “No fácil va a caer”.
Un compa como que caló
la construcción haciendo, con su machete, una muesca en uno de los
travesaños. Sólo murmuró: “de que va a caer, va a caer. De
repente dilata, pero cae porque cae”.
“Lo más difícil va a
ser la columna central, está muy maciza”, agregó, “va a haber que
ponerle mucha fuerza, muchas ganas y no pocos, sino que muchos”.
“O sea: en común y
organizados”, sentenció un joven pintor. Todos reímos, aunque todavía
con el susto de ese viento irritado que a saber de dónde vino.
“Ese poste está bien
enraizado. Aunque lo tumben, retoña. Hay que arrancarlo hasta las
raíces”, acotó una mujer ya de edad, plantada en jarras frente a la
construcción de madera, como desafiándola.
“Es su alma de la
sistema”, respondió una compañera a la pregunta de una niña sobre el
mástil central, “la propiedad privada de la tierra, de las máquinas, de las
casas, de la gente, de la naturaleza, de los sueños y las pesadillas, de los
cielos y los mares, de lo que se ve y lo que no se ve, del mundo pues.
Está metida no sólo en la base de la sistema. También en
nuestra cabeza, en nuestro corazón y en nuestra historia”.
-*-
“Pero ¿cuántos
vienen?”, me preguntaron.
“Un buen tanto”,
respondí.
“¿Pero traen su gana
de luchar?”, insistieron.
“Saber”, me
dije, “como dice el SubMoy: falta ver”.
“Oyes capitán, ¿esa
cosa va a estar ahí toda la vida”, me pregunta una miliciana.
“No, cómo crees, es
para la plática zapatista. ¿Por qué preguntas?”
“Porque creo viene
un equipo de fútbol y pues esa cosa está en el frente de una de las porterías,
por donde está nuestro comedor. Entonces no va a haber ni partido ni
comida. El partido de futbol, vaya y pase, pero la comida, pues…”
La tarde empezó a
brotar de los árboles. Por un instante, coincidieron la luna, el sol, la
lluvia y el viento, compareciendo ante la montaña.
-*-
Eso, ¿va a estar ahí
siempre?
Pues no, por eso
estamos luchando. De repente dilata, pero ya vamos a ser más.
Y en el viento siguió
la advertencia que la lluvia grabó en la tierra:
“Si el ser humano no
cumple, cumpliremos nosotras,
las partes de la madre primera. La pirámide caerá”.
-*-
No muy lejos en
calendarios y geografías, Palestina seguía siendo una lágrima de sangre en el
rostro indiferente de los gobiernos del mundo.
Desde las montañas del Sureste
Mexicano.
El Capitán.
México, Julio del 2025.
Imágenes de preparativos para el «Encuentro de Resistencias y Rebeldías Algunas Partes del Todo» en agosto del 2025, Terci@s Compas Zapatistas
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