Adagio-Allegro Molto en mi menor: Una realidad
posible.
(tomado del Cuaderno de Apuntes del Gato-Perro)
(tomado del Cuaderno de Apuntes del Gato-Perro)
“La locura es
como la gravedad, ¿sabes?, basta con un pequeño empujón”
El Guasón en el papel de Heath Ledger (¿o era el revés?).
El Guasón en el papel de Heath Ledger (¿o era el revés?).
Nadie sabe a ciencia cierta cómo empezó
todo. Incluso los Tercios Compas, que se dieron a la tarea de reconstruir los
hechos, no pueden determinar el momento y el hecho exactos en que se inició lo
que ahora les relataré.
Según una versión, el SupGaleano
provocó todo. Según otras, el SupGaleano sólo lo inició, y fue el Subcomandante
Insurgente Moisés el que siguió y completó.
El asunto es que el SupGaleano, en uno
de sus textos, hizo referencia al hecho de que, en febrero de 2011, la
periodista Carmen Aristegui preguntó, en una de las emisiones de su programa,
si el entonces titular del ejecutivo, Felipe Calderón Hinojosa, padecía de la
enfermedad del alcoholismo, y agregó que se debería informar a la Nación sobre
el estado de salud del ejecutivo federal. Como represalia, la periodista fue
despedida. Hasta ahí no había problema. Así fue y se puede consultar en la
prensa ese hecho.
La bronca fue que, el SupGaleano agregó
algo como: “La locura, como señaló un
incomprendido conocedor del alma humana, es como la gravedad: sólo necesitas un
empujón. Detentar el Poder es ese irresistible empujón que allá arriba todos
anhelan y empieza con 3 simples palabras “aquí mando yo”. Si espera usted que
alguien de los medios de comunicación cuestione si el actual ejecutivo federal
padece de sus facultades mentales (lo que sea de cada quien, no dijo “está loco”), espere sentado; porque nadie se va a atrever a hacerlo”.
Al día siguiente, en ese faro de luz
cuasi divina que son las conferencias matutinas del probable demente, una
persona de la prensa se atrevió a preguntarle qué pensaba de eso. El
interpelado guardó silencio, hizo gestos faciales que mostraban su enojo, y dio
por terminada la rueda de prensa sin haber acabado de explicar el por qué
obedecer los mandatos de Donald Trump le había traído grandes beneficios al
país. Nunca aclaró a qué país se refería.
Según el encargado de Comunicación
Social de la Presidencia, el jefe (así dijo) se había sentido indispuesto
debido a una probable congestión estomacal, producto de algún alimento en mal
estado.
A la mañana siguiente, ya repuesto, el
máximo jefe (así lo presentó el encargado de Comunicación Social), dijo que,
para él, quienes se presentan como de izquierda radical no eran sino unos
radicales de derecha que se escondían tras un pasamontañas y sólo mantenían su
movimiento en 4 municipios del suroriental estado mexicano de Chiapas, y eso
gracias al apoyo económico que recibían de los Illuminati; y que “el Marcos”
(así dijo) en realidad estaba en Francia. En Paris, para ser más precisos,
según los datos que él tenía.
El SupGaleano respondió con un escrito
donde describía la Plaza Pigalle con una minuciosidad que ni la guía Michelin, señalaba la
paradoja de que el pecado carnal estuviera tan cerca de la Sacré-Coeur que corona Montmartre, y se disculpaba por no dar
más datos, debido a que se dedicaba al “oficio más antiguo del mundo” (así
dijo) y tenía que atender a la clientela. Algunos dicen que el Sup anexaba una
foto donde lucía sus hermosas y bien torneadas piernas. En las redes sociales
de la 4T alegaron que estaban photoshopeadas y que ni que estuviera tan bueno “el cara de calcetín” (así
dijeron) –aunque más de una, unoa, guardó la imagen en la carpeta que advertía “No abrir en caso de
mi muerte”-.
En la mañanera siguiente, el máximo
líder tuvo un leve toque de autocrítica. Aclaró que no estaba en París (el Sup
se entiende), sino en Grecia, según sus datos. En la Isla de Lesbos para ser
más precisos. El SupGaleano respondió con otro texto describiendo las
condiciones en que los migrantes ilegales se trasladaban a Europa… huyendo de
las guerras alentadas por los gobiernos europeos.
Un día y una corrección más en la
conferencia de prensa matutina: “el subcomediante” (así dijo el líder) en
realidad estaba, según sus datos, en Australia. En Sidney, en la playa Lady Bay
Beach, para ser más precisos.
El Sup contestó con un poema cursi,
supuestamente de su autoría, que en una parte decía: la sombra que en el mar se diluye/ como si en luz muriera/lejanos y
húmedos los desvelos/presente la esperanza seca… y con una foto que la decencia y las buenas costumbres me
impiden describir. Sólo puedo decir que el Sup tenía puesto el pasamontañas, su
gorra y su pipa y ya (¿si me entienden? Oh pues).
El supremo, esa misma tarde, estalló y tuiteó que le estaban colmando
la paciencia (al Supremo, se entiende), y que tenía lo necesario para poner
orden en “Chapas” (así escribió) y acabar de una vez con “las fantochadas del
cara de estambre” (así dijo). En NOTIMEX corrigieron “en Chiapas”, y en las
redes sociales, alguien tuiteó con timidez: “¿Pues no que estaba en
Francia-Grecia-Australia?”
En la mañanera, el iluminado se fue con
todo: dijo que él, el verdadero, tenía la sagrada misión de preservar el paso
incontenible de la 4T y que “todas las opciones para lograrlo las tengo en mi
mesa de tocador”. En NOTIMEX corrigieron y en la transcripción pusieron “en mi
escritorio de trabajo”.
Ahí es donde dicen que intervino el
Subcomandante Insurgente Moisés, quien escribió un breve comunicado que sólo
decía: “Ustedes sólo son un ladrillo más
en el muro. Nosotros uno de muchos mazos”.
El supremo jefe, máximo líder, el
esperado al fin en nosotros (así dijo el presentador de la rueda de prensa,
aunque en NOTIMEX agregaron “y nosotras”), declaró que a él no le temblaba el
pulso para poner orden en su república (NOTIMEX corrigió “en nuestra
república”).
El Subcomandante Insurgente Moisés
respondió con “Ustedes son sólo un escupitajo
en el mar de la historia. Nosotros somos el mar de nuestros sueños. Ustedes son
sólo polvo en el viento. Ik O´tik (nosotros somos viento)”.
Todos coinciden en que eso fue lo que
detonó todo. El supremo podía ser más o menos tolerante, pero que se
cuestionara su papel en la Historia (con mayúsculas) del mundo mundial, era ir
demasiado lejos…
La Ley LEI.
El Congreso, con mayoría abrumadora de
la 4T –a la que se habían sumado, con fervor patriótico, el PVEM, el PAN, el
PRI y otros minipartidos-, aprobó entonces, vía fast track, la Ley de Existencia Indeseada
(“LEI” por sus siglas). Aunque apenas unos minutos antes el ejecutivo federal
había enviado el proyecto, los legisladores entendieron inmediatamente que la
ley LEI era un portento jurídico, una luz en medio de la oscuridad, una guía
que llevaría al país (nunca aclararon a cuál país se referían) a un futuro
luminoso. Ergo, la aprobaron por aclamación.
En uno de sus apartados, y como
consecuencia lógica de la ley que prohibía que alguien ganara más que el
ejecutivo federal, se vedaba expresamente ser más inteligente que el supremo.
Todo aquel que tuviera un coeficiente intelectual superior al del amado líder,
sería confinado en una cárcel o desterrado del país (nunca se aclaró a qué país
se refería la ley LEI). Se declaró entonces la obligatoriedad para que toda la
población presentara un examen de inteligencia para así detectar a los
transgresores. El “coeficiente intelectual” no debía superar el del amado,
admirado y nunca bien ponderado líder, por lo que el 99.999% de la población
hubiera quedado en el nivel de “existencia indeseada” a no ser porque…
La banda es banda y el barrio es
barrio. Así que, por internet y en puestos de comercio ambulante, se podía
comprar una píldora que inhibía los procesos cognitivos. “No se arriesgue, vaya
a lo seguro. Bara, bara, todo legal mi buen”, se leía o escuchaba en la
publicidad. No faltó quién consiguiera copias del examen y las vendiera, aunque
con un cargo adicional si se incluían cuáles eran las respuestas incorrectas
que aseguraran su patrimonio. Se ofrecieron, además, cursos propedéuticos para
presentar el examen, ahí se instruía cómo obtener una calificación baja.
Salvo una niña de 6 años, que vomitó la
pastilla, todos demostraron que no eran más inteligentes que el supremo. La
niña fue desterrada con todo y su familia, para que no se dijera que el supremo
separaba a los padres de los hijos. NOTIMEX añadió “y de las hijas”.
En otro apartado, se prohibía el
ateísmo, y el agnosticismo se toleraba sólo si no se manifestaba “de
pensamiento, palabra y obra”. La población atea tuvo que pasar a la
clandestinidad, pero no por mucho tiempo: alguien alegó que el ateísmo puede
ser tan fanático como cualquier religión. Así que el Instituto de Religiones
Permisibles (PRI por sus siglas en inglés), incorporó al ateísmo como una
religión más. Aunque muy por debajo de otras religiones (como la Luz del Mundo,
etc.), y por supuesto lejana del Amloísmo, ese venturoso sincretismo entre
varias religiones y Alfonso Reyes, que no era declarada “religión oficial” sólo
por santo pudor y virginal recato.
Lo que desencadenó todo, según algunos,
fue el apartado de la ley LEI que se refería específicamente a la población que
pertenecía a los autodenominados pueblos originarios, pero que eran conocidos
comúnmente como “indígenas”, “indios”, “la indiada”, etc.
La ley obligaba a los hablantes de
lenguas extrañas (así decía) a registrarse y dirigirse a un campo de
concentración, de modo que no ofendieran con su vista al resto de la sociedad,
y facilitar así la entrega de las limosnas oficiales. En el campo de
concentración, con una previsión loable, se habían colocado sucursales de la
tienda Elektra, que incluían cajas de Banco Azteca, de modo que el “cliente”
recibía la “ayuda” y ahí mismo la gastaba. El supremo cumpliría así una de sus
promesas fundacionales: producir consumidores de los artículos que, generoso,
ofertaba Salinas Pliego a los pobres. Las malas lenguas decían que esos
establecimientos no eran sino la versión 4T de las tiendas de raya.
Como era de esperar, los pueblos
zapatistas se negaron y se empecinaron en ofender al respetable. Según unas
versiones, aquí fue donde el Subcomandante Insurgente Moisés contestó con una
cita del Jacinto Canek, de Ermilo Abreu Gómez:
“Ya se
cumplen las profecías de Nahua Pech, uno de los cinco profetas del tiempo
viejo. No se contentarán los blancos con lo suyo, ni con lo que ganaron en la
guerra.
Querrán también la miseria de nuestra comida y la miseria de nuestra casa.
Levantarán su odio contra nosotros
y nos obligarán a refugiarnos en los montes y en los lugares apartados.
Entonces iremos, como las hormigas, detrás de las alimañas y comeremos cosas malas: raíces, grajos, cuervos, ratas y langostas del viento.
Y la podredumbre de esta comida llenará de rencor nuestros corazones
y vendrá la guerra.”.
Querrán también la miseria de nuestra comida y la miseria de nuestra casa.
Levantarán su odio contra nosotros
y nos obligarán a refugiarnos en los montes y en los lugares apartados.
Entonces iremos, como las hormigas, detrás de las alimañas y comeremos cosas malas: raíces, grajos, cuervos, ratas y langostas del viento.
Y la podredumbre de esta comida llenará de rencor nuestros corazones
y vendrá la guerra.”.
Un intelectual orgánico de la 4T escribió un largo
ensayo en el suplemento que dirige, para denunciar que la oposición zapatista a
los designios divinos era otro de los cálculos estratégicos del “SupMarcos”
(así puso), quien pensó que su timing iba a afectar siquiera la marcha inexorable, triunfante y
avasalladora de la 4T; y que el ezetaelene perdía una gran oportunidad porque,
por primera vez, se iban a reunir en un solo lugar todas “las etnias y sus
dialectos” (así escribió). Laura Bozzo escribió en su columna que la respuesta
del Subcomandante Insurgente Moisés era una muestra más del sectarismo del
EZLN, que mal hacía el zapatismo en aislarse de “los pobres de la tierra” (así
dijo), y que el CNI y el CIG debían, como un movimiento táctico, aceptar el
generoso ofrecimiento gubernamental y aprovechar para ahí estudiar sus
artículos… y obedecer lo que en ellos se ordenaba.
En las redes sociales pro 4T crearon el
hashtag #pinchesindioshijosdesalinas, aunque nunca quedó claro si se referían
al Salinas malo (Salinas de Gortari, quien ya no se escondía detrás de las
faldas Chanel de Rosario Robles y estaba en franca huida) o al Salinas
bueno (Salinas Pliego, quien se forraba de billetes con las tarjetas de
“Sembrando Vida”).
El caso, o cosa, según, es que entró la
Guardia Nacional “a implantar el orden y el progreso que habían sido desafiados
por los transgresores de la ley”. NOTIMEX añadió “y por las transgresoras de la
ley”.
En las redes sociales, los usuarios
afines a la 4T se convocaron entre sí para sumarse a la patriótica campaña. Con
el ingenioso hashtag #fuerazapatistademivista (supuestamente ideado por un influencer que produce telenovelas)
llamaban a abordar toda clase de vehículos para dirigirse a Chiapas y enrolarse
temporalmente en la siempre gloriosa, heroica y poderosa Guardia Nacional.
Nadie llegó, porque según se leyó en otro influencer: “una cosa es tener que salir a la calle para ponerle saldo al celular,
y otra muy diferente viajar tan lejos. ALV”. El mensaje tuvo 3 millones de likes.
Luciendo las armas donadas por el
ejército norteamericano (el mando del Comando Central del Operativo se quejó en
la embajada porque eran obsoletas. El embajador le respondió: “Pero si van a
pelear contra unos fuckin indios”), la flamante Guardia Nacional -que hasta
entonces sólo se había dedicado a extorsionar migrantes y escoltar los camiones
de Sabritas, Bimbo y leche LALA-, hizo su entrada triunfal en los “bastiones
zapatistas”. NOTIMEX corrigió: “en las madrigueras de los pecadores”; y
corrigió de nuevo: “y de las pecadoras”.
En su avance, la Guardia Nacional sólo
encontraba humo. Los pueblos zapatistas se replegaban a las montañas después de
prenderle fuego a sus champas y a sus cosechas.
El también conocido como “el Nino Canún
de los ecologistas”, famoso por su artículo “El Ocaso de la decencia académica
y el esplendor de la lambisconería” –mismo que le valió su entrada al
gabinete-, escribió un artículo denunciando el atentado contra el medio
ambiente que la necedad zapatista provocaba. “Es intolerable”, escribió, “que
nuestros gallardos guardias tengan que respirar ese humo que, además, mancha de
hollín sus flamantes armas y uniformes”.
El Supremo mandó congelar todas las
cuentas bancarias de las ONG´s defensoras de los derechos humanos y promotoras
de proyectos porque, dijo, “en realidad son cabezas de playa de los Illuminati”.
El Centro de Derechos Humanos Fray
Bartolomé de las Casas no cerró sus puertas. De las comunidades aledañas
bajaron hombres, mujeres y niños, incluso de organizaciones y poblados rivales
entre sí, llevando gallinas, tortillas, maíz, frijol, verduras, frutas, y hasta
algo de posh escondido entre el pelambre de un borrego, además de
cobijas, blusas, naguas y pantalones con tantos colores que emborrachaban la
vista. “Los fraybas”, como les dicen en las comunidades de Chiapas, no pasaron
hambre ni frío y hasta compartieron con otras ONG´s. Eso sí, tod@s subieron de
peso.
La Sexta y las Redes no se quedaron sin
hacer nada. Se formaron brigadas, comandos y batallones para ir a pelear junto
a los zapatistas. Pero, conforme iban descendiendo de sus vehículos
destartalados, iban siendo detenidos y llevados a un campo de concentración que
se tuvo que acondicionar apresuradamente en el estadio de fútbol “Víctor Manuel
Reyna”, en la capital chiapaneca.
Como en los viejos tiempos, se
encontraron ahí, juntos, comunistas y anarquistas y quienes no son ni lo uno ni
lo otro. Hubo roces e intercambio de insultos, y el asunto hubiera pasado a
mayores si no hubiera sido por loas otroas, que
calmaron los ánimos. Como acto de rebeldía, se organizó un campeonato de fútbol
(a pesar de que ese juego del demonio había sido proscrito y sólo se permitía
el beisbol). La copa (que en realidad era un vaso de unicel con
restos de café y adornado con colores en todos los idiomas) fue conquistada por
el equipo de loas otroas (lo que
hubiera alegrado mucho al finado y al difunto en proceso de serlo). Los
Guardias Nacionales que vigilaban a los marginales se burlaron: “Uh, ganaron
los putitos y las machorras”. Loas
susodichoas retaron entonces a los
Guardias a un partido. Los Guardias aceptaron de inmediato. Nadie sabe cómo,
pero, al iniciar el encuentro, las porterías no estaban, habían sido
desmanteladas (suponemos que por los otros presos) y “los putitos y las
machorras” se alinearon, llevando en las manos un pedazo de tubo cada unoa. El árbitro
huyó, seguido de los guardias, y olvidaron cerrar el portón. Todos, todas y todoas se
salieron. Todavía les buscan.
Debido a la globalización, el asunto
escaló a otras partes del planeta. Empezaron a aparecer zapatistas de todos los
colores, de todos los géneros y hablando idiomas disímbolos. Las honorables
embajadas de la 4T en varias partes del mundo fueron sitiadas y tuvieron que
intervenir las fuerzas policiales de los distintos países en el operativo
internacional llamado “Fuck the zapatistas now”…
-*-
69 veces 3 y
69 veces 6.
Al día siguiente de la épica entrada de
la Guardia Nacional, apareció la noticia: “El Subcomandante Moisés y el
SupGaleano han sido abatidos” (NOTIMEX corrigió “y el SupMarcos-Galeano”) y se
mostraba la foto del sombrero del Moisés y la gorra y la pipa del susodicho
Marcos-Galeano en un charco de lo que se suponía era sangre.
El sistema es el sistema, así que
pronto aparecieron ofertas en las que se podía adquirir el sombrero, la gorra y
la pipa, y tomarse una selfie con ellos en el suelo de su jardín o del parque más cercano,
aunque algunas macetas bien podrían cumplir el objetivo. El kit Premium incluía
una botella de un líquido espeso color rojo. “¡Parece sangre auténtica!” se
promocionaba.
El asunto es que todos reclamaban haber
“cobrado esas piezas” (así dijeron) y en los lugares más disímiles. Lo mismo se
decía que en La Realidad zapatista, que en La Garrucha, que en Oventik, que en
Roberto Barrios, que en Morelia. Pero eso sólo al principio. Pronto aparecieron
quienes reclamaban haber abatido a los dos zapatistas en otras ciudades. Unas
horas después, en otras partes del mundo. Hasta Donald Trump tuiteó que
personalmente los había eliminado cuando trataban de cruzar la frontera por El
Paso, Texas. Putin no se quedó atrás y reclamaba lo mismo pero en Chechenia.
Daniel Ortega declaró que había sido en el barrio de Monimbó y que “Chayito”
(así dijo) les había dado el tiro de gracia.
Un periodista de la prensa fufa (un término ideado por la
ingeniosidad del supremo, que se refería así a la prensa que no le era del todo
incondicional, o sea que ni fú ni fa, –los periodistas de la prensa fifí o estaban en el exilio, o
en la cárcel o en el cementerio-), le comentó a otro: “He contado las muertes
“comprobadas” de Marcos y Moisés, y, además de que los lugares distan
kilómetros uno de otro y que fueron simultáneas, hay algo extraño”. “¿Ý qué
es?”, le cuestionó el otro. “Pues que son 69”, respondió el uno. “¿Y?”,
insistió el otro. Y el uno: “Pues que ese número lo usaba el marquitos para
alburear en sus comunicados. Se me hace que esos dos deben estar muertos, pero
de risa”. “Cállate”, le demandó el otro, “no digas nada porque puedes perder
algo más que el empleo”.
En la ciudad de México, capital de la
4T, un historiador terminaba su último libro con estas palabras: “La prueba de
que la Cuarta Transformación va, es que, al igual que sus 3 anteriores, se
construye sobre la derrota de los indígenas”. Y en un arranque de espontáneo
ingenio agregó: “me canso ganso”. Loco de contento, corrió a ver a su cuate, un
burócrata progresista que despachaba en la editorial oficial y oficialista,
para ver si le publicaba su libro. El funcionario le dijo que claro, que ni
siquiera tenía que pasar a revisión, que directo a imprenta, que si no para qué
son los cuates, Y agregó “Oye, tú que le haces a esas cosas, ¿no podías
recomendarme algún psiquiatra? Es que recibo llamadas de un tal Elías
Contreras, habla en un lenguaje extraño y sólo entiendo una palabra que se
repite una y otra vez: culero”. El insigne historiador oficial de la 4T le dijo que no se
preocupara, que de seguro era un bot, que ya en Gobernación habían detectado
que los conservadores tenían “call centers” clandestinos, que operaban desde
satélites de los Illuminati, y que así trataban de entorpecer el funcionamiento
impecable de la impecable máquina de la impecable 4T.
Mientras tanto, en una zona residencial
de la ciudad de Palenque, Chiapas, el Gran Líder y Máximo Dirigente de la
Nación, Visionario Conductor del Vehículo de la Historia, Amado Camarada,
Preclaro Guía, Paladín Vencedor de los Caballeros del Zodiaco, Padre de
Rhaegal, Protagonista de las Siete Historias, Quebrantador de Cadenas, Rey de
los Primeros Hombres, Señor de los 7 Reinos y Protector de la Nación (nadie se
atrevía ya a llamarlo por su nombre), mientras se recargaba de energía cósmica,
recibió la noticia de boca del encargado de comunicación social de la
presidencia: “ya mataron a los dos, el territorio que estaba en manos de los
transgresores de la ley LEI, ha sido conquistado”. El supremo líder y gigante
histórico, tomó apresurado su celular modelo dullphone (un ingenio tecnológico
fabricado especialmente para no ofender el nivel intelectual del poseedor) y,
después de una mirada luminosa al cielo, tuiteó: “las armas gloriosas se han cubierto de Nación”.
En redes sociales hubo un momento de
desconcierto. En la agencia de noticias gubernamental, NOTIMEX, el tuit
original había sido “mejorado” y se retuiteaba “las armas nacionales se han
cubierto de gloria”; pero las capturas de pantalla son una creación de los
enemigos del cambio verdadero, así que alguna de esas mentes privilegiadas y
venturosas que abrevan en las virtudes del supremo, elaboró lo lógico en estos
casos: el maravilloso e insuperable ingenio del portentoso dirigente había
logrado transformar también la historia y re significado el lenguaje. El tuit
original del gran pastor no era un error, sino una iluminación que dotaba a la
semántica tradicional de algo fuera de lo común y la revolucionaba. Las redes
sociales estallaron al unísono en trinos y salmos.
Aunque tampoco duró mucho: el hashtag
#másvalepájaroenmanoquesientobonito desplazó el patriótico
#selasmetimosdobladapincheszapatistas como trending topic nacional, y la vida
siguió, aunque no tan rápido como la destrucción y la muerte.
El Supremo solía pasar temporadas en su
finca en Palenque. Ahí, él y su familia usaban el tren que se mandó construir y
le permitía ir a su tierra natal o a la playa, mientras desde la ventana
repartía bendiciones y tarjetas de Banco Azteca. En las redes, los influencers de la 4T aclararon a su
tiempo que eso no estaba mal, que, por ejemplo, también Homero Adams y Sheldon
Cooper gustaban de jugar con trenes.
Nadie más usaba ese tren. Los cercanos
al círculo cercano (absténganse del eco), decían que era por seguridad del gran
dirigente. Las malas lenguas decían, en cambio, que ese tren era un fracaso
desde su sola enunciación.
Todavía fresca la noticia, que se
difundió en cadena nacional, de la derrota zapatista, Alfonso Romo pidió hablar
con el Supremo. Le expuso un grave problema: EL PARTIDO (así, con mayúsculas)
corría el riesgo de fracturarse en vistas de la venidera elección presidencial.
Se encontraba dividido porque Claudia y Ricardo querían ser los elegidos,
además de que otros amenazaban con colarse. La situación era tan grave que
requería de un movimiento audaz. El supremo esperó con impaciencia lo que
seguía. Alfonso Romo, cegado por la luz que emanaba del Supremo, entrecerró los
ojos y se atrevió: “la reelección”. “Ni pensarlo”, respondió rápidamente el
supremo, “eso sería violar la constitución”. Romo se postró y se disculpó: “fue
sólo una idea”. El supremo quedó meditando y dijo: “aunque si se reforma la
constitución, mi obligación es cumplir la ley”. Una sonrisa iluminó el rostro
de Romo y dijo: “Claro, jefe, yo me encargo de eso”. “Pero con cuidado”, le
interrumpió el supremo, “prueba primero con un interinato o un periodo
intermedio. Algo como “sufragio efectivo, no reelección inmediata”. Si ves que
eso pasa sin problemas, entonces prueba con algo como “sufragio efectivo, no
reelección por más de 7 períodos consecutivos”.
La realidad, que no había estudiado la
Cartilla Moral de Alfonso Reyes ni atendía las conferencias matutinas, siguió
pasando la factura a propios y extraños. La tormenta arreció.
En el otrora “territorio zapatista”,
las cosas no fueron bien para las fuerzas de ocupación. Sólo unos días y
empezaron entonces los rumores, las leyendas macabras. Se decía que en las
noches aparecía Xpakinté, una mujer de largo y transparente vestido blanco, de
piel y ojos claros, que embaucaba a los guardias y les hacía asesinarse entre
ellos (el último se daba un tiro en el pecho). Seres indefinidos, vestidos sólo
de un gran sombrero, hacían reventar las máquinas y las volvían inservibles. En
las madrugadas un rumor lejano pero inteligible repetía “ahí viene, ahí viene, ¿quién viene?, ahí viene” con un ritmo que se parecía demasiado a la rola “La Carencia” de
los panteones musiqueros, lo que enloquecía a las postas de la Guardia
Nacional, y a los ingenieros encargados de diseñar la reconstrucción de lo que
habían destruido.
Los cuarteles y campamentos de la
Guardia Nacional, así como las oficinas de los grandes consorcios
constructores, se fueron vaciando sin que nadie llevara la cuenta. Nunca se
supo cuántas fueron las deserciones, un nuevo escándalo sacudió la realidad de
redes sociales y conferencias matutinas y todos, en el mundo de fuera, se
fueron olvidando de las míticas montañas del sureste mexicano.
Lo que siguió fue documentado por los
medios libres, alternativos, autónomos o como se llamen: Primero aislados,
luego ya llenando los muros y paredes de los barrios marginales en las
ciudades, y en los edificios de madera de las comunidades rurales, aparecieron,
con letras multicolores, grafitis anónimos que rezaban: “¿Por qué tan serios?”.
Así fue la tercera muerte del
Subcomandante Insurgente Moisés, y la sexta de quien fue el SupMarcos o
SupGaleano o como se vaya a llamar. 69 veces fueron muertos esa vez.
Los pueblos zapatistas bajaron de las
montañas. Nadie entendió cómo fue que sobrevivieron en esas condiciones, aunque
se rumora que recibieron alimentos y ropas de las comunidades del CNI. Y,
claro, instrumento musicales. Al llegar de nuevo a sus tierras, los zapatistas
hicieron lo que se hace siempre en estos casos: organizaron un baile y, con las
notas de marimbas, teclados, baterías, guitarrones y violines, las Xpakinté y
los Sombrerones bailaron “la del moño colorado”, pero con una tonelada nueva, como si fuera un
mensaje desde un nuevo mundo al otro que, lentamente y sin hacer casi ruido,
allá arriba moría.
Y fue así que los muertos de siempre
volvieron a morir, pero ahora para vivir.
-*-
Todo esto es un mero ejercicio de
ficción. No va a ocurrir… ¿o sí?
(Continuará…)
Desde un rincón de las montañas del Sureste
Mexicano.
El Gato-Perro tirando zarpazos a la luna (alguien debería decirle que así no la va a convencer… ¿o sí?).
México, Agosto del 2019.
El Gato-Perro tirando zarpazos a la luna (alguien debería decirle que así no la va a convencer… ¿o sí?).
México, Agosto del 2019.
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