L@S CONDISCÍPUL@S I.
Primero
l@s primer@s:
L@S
DESAPARECID@S.
Junio del 2013.
A l@s adherentes a la
Sexta en México y el Mundo:
A l@s estudiantes de la
Escuelita Zapatista:
Compañeroas,
compañeras, compañeros:
Como seguramente no
saben, la primera fase del primer curso “La Libertad según L@s Zapatistas” se
ha completado.
Están ya los materiales
de apoyo; están ya las maestras y los maestros listos; están ya llenos los
cupos de inscripción; las familias indígenas zapatistas que l@s van a recibir
hacen ya la cuenta de cuántos les tocan y preparan las champas, los cacharros
para la comida, arreglan los lugares donde pernoctarán; los choferólogos,
como les dice el Sub Moisés, afinan los motores y acicalan los vehículos para
transportar a l@s alumn@s a sus escuelas; l@s insurgent@s tejen y destejen
artesanías: los musiqueros preparan sus mejores rolas para amenizar la fiesta
de los 10 años, la de recibimiento de los estudiantes, la de fin de curso; un
saludable clima de histeria colectiva empieza a manifestarse entre quienes
apoyan la organización; se revisan las listas para ver quién faltó… o quién
sobra; y en el CIDECI, sede de la Unitierra en San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas, se avanza en los preparativos para la escuelita y para la cátedra
“Tata Juan Chávez Alonso”.
Y, como era de
esperarse, los gobiernos federal y estatal reactivan paramilitares, alientan a
quienes provocan confrontaciones, y hacen lo suyo para evitar que ustedes (y
otr@s a través de ustedes) constaten el avance en las comunidades zapatistas, y
el marcado contraste con las comunidades y organizaciones que se cobijan bajo
el ralo manto del asistencialismo gubernamental.
Ya sabe, lo
previsible. Tan de manual de contrainsurgencia, tan ineficaz, tan
inútil. Tan lo mismo de hace 10, 20, 500 años. PRI, PAN, PRD, PVEM,
PT, todos los partidos políticos, con imperceptibles variaciones en el
discurso, haciendo lo mismo… y reiterando su fracaso.
Quién iba a decir que los
gobiernos de todo el espectro político temieran tanto que mejorara el nivel de
vida de los indígenas. Y entendemos su nerviosa inquietud, su pánico mal
disimulado, porque el mensaje que sale desde este lado es claro pero sumamente
peligroso en su doble filo: no son necesarios… y estorban.
Total: mucho
movimiento, adentro y afuera, de ell@s y de nosotr@s.
Y todo, visto desde lo
alto de esta ceiba, semeja un ordenado desorden (iba a poner “desmadre”, pero
me dicen que, quienes generosamente nos apoyan en la traducción a otros
idiomas, se quejan de la abundancia de “localismos” imposibles de
traducir). Y podría agregar que todo se mueve “sin ton ni son”, sobre
todo por esos ritmos de balada-corrido-ranchera-cumbia de los musiqueros que
son como la banda sonora de esto, y que tienen un sonido, a decir lo menos,
desconcertante.
En fin, que todo marcha
sobre ruedas.
Ahora a mí me toca
platicarles de quienes serán sus condiscípul@s. Mujeres, hombres y otr@s
de todas las edades, de diferentes rincones de los 5 continentes, de historias
distintas.
Y me he subido a la
ceiba no sólo por el temor de ser asaltado por un escarabajo impertinente,
supuesto andante caballero, o por los melancólicos relatos del gato-perro…
bueno, sí, también por eso, pero sobre todo porque, para hablarles de l@s
primer@s invitad@s, es necesario mirarse el corazón, que es como nosotros los
zapatistas, las zapatistas, llamamos a recordar, a hacer memoria.
Y es que l@s primer@s
en la lista de invitad@s fueron, son, serán quienes nos han antecedido y
acompañado en este inacabado camino a la libertad, l@s caíd@s y desaparecid@s
en la lucha.
A todas ellas, a todos
ellos, les mandamos una carta- invitación como la que ahora les anexo
aquí. Se las enviamos no hace mucho: ayer, hace un mes, hace un año, 10,
20, 500 años atrás.
Para entender la misiva
no sólo será necesario mirar y escuchar los videos que la acompañan, también es
necesaria una cierta dosis de memoria… y de digna rabia.
Va pues:
EJÉRCITO
ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
A tod@s l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha por
la libertad:
Compañera, compañero, compañeroa:
Reciba usted el saludo de…
Mmh…
Sí, tal vez usted tenga
razón. Tal vez algo tienen que ver las letras de Gieco, Benedetti,
Heredia, Viglietti, Galeano, el empecinamiento de las abuelas y las madres de
plaza de mayo, el digno valor sin precio de las doñas de Sinaloa y Chihuahua,
el dolor hecho búsqueda pertinaz de los familiares de miles de desaparecidos a
todo lo largo de este continente. En fin, toda esa gente tan necia… y
admirable.
Puede ser. Lo
cierto es que, pensando en quién podría estar interesado en vernos y
escucharnos en este mostrarnos que llamamos “la escuelita zapatista”, quienes
primero vinieron a nuestras manos fueron ustedes. Todas, todos.
Porque, a pesar de que muchos nombres ignoramos, saberla, saberlo a usted es
saberlos a todos, a todas.
Así que, si hay que
buscar a alguien responsable de estas líneas, cárguelo usted a la memoria, esa
continua y pertinaz impertinente que no nos deja en paz, siempre dando batalla,
siempre dando guerra.
Y qué bueno, decimos
nosotras, nosotros, indígenas, mayas, zapatistas. Qué bueno que esta
guerra contra el olvido no cese, que siga, que crezca, que se haga mundial.
Bueno, sí, también
puede ser porque acá tod@s somos un poco, o un mucho, como muert@s, como
desaparecid@s, tocando una y otra vez la puerta de la historia, reclamando un
lugar, uno pequeño, como somos de por sí. Demandando una memoria.
Pero nos parece,
después de darle vueltas y vueltas al asunto, que la culpable es la memoria.
¿Eh?
Claro, también el
olvido.
Porque es el olvido el
que acecha, ataca, conquista. Y es la memoria la que vigila, la que
defiende, la que resiste.
Por eso esta
carta-invitación.
¿Qué a dónde la
mandamos? Sí, fue un problema. Estuvimos pensando mucho, no se
crea.
Sí, tal vez por eso
piense usted que algo tuvo que ver León Gieco y su canción ésa de “En el país
de la libertad”.
¿Que por eso, es decir,
por usted, ustedes, llamamos al curso “La Libertad según l@s Zapatistas”? ¿Para
tener una dirección a dónde enviarle la invitación? Bueno, no se nos
había ocurrido, pero ahora que usted lo menciona… sí, puede ser. Nos
evitaríamos así todo el embrollo de buscar direcciones, oficinas postales,
correos electrónicos, blogs, páginas web, nicknames, redes sociales, y
todo eso para lo que nuestra ignorancia es enciclopédica.
¿Sabe? Acá ha
habido, y hay, no pocos momentos difíciles. Momentos en que todo y todos
parecen ponerse en contra. Momentos en que miles de razones, en veces con
el mortal ropaje del plomo y el fuego, y en veces vestidas gentilmente de los
cómodos argumentos del conformismo, nos han atacado por todos los flancos para
convencernos de las bondades de claudicar, de vendernos, de rendirnos.
Y si no sucumbimos, no
fue porque fuéramos poderosos y tuviéramos un gran arsenal (de armas y de
dogmas al caso o cosa, según).
Fue porque estamos
poblados por ustedes, por su memoria.
Ya sabe usted de
nuestra obsesión por los calendarios y las geografías, ése nuestro modo tan muy
otro de entendernos y entender el mundo.
Bueno, pues acá la
memoria no es cuestión de efemérides de un día que sólo sirven como coartada
para el olvido durante el resto del año. No es algo de estatuas,
monumentos, museos. Es, ¿cómo le diré?… algo con menos bulla, sin tanta
pompa y circunstancia. Algo más callado, como un susurro apenas… pero
constante, terco, colectivo.
Porque acá, otra forma
de decir que no perdonamos ni olvidamos es no claudicar, no venderse, no
rendirse. Es resistir.
Sí, es, digámoslo así,
“poco ortodoxo”, pero qué le vamos a hacer. Es parte de nuestros modos… o
“ni modos”, según.
Bueno, acá la
esperamos, lo esperamos.
La presente la estamos
remitiendo al “país de la libertad”, la única nación sin fronteras pero con
todas las banderas… o ninguna (que no es lo mismo pero es igual), y a la que
más difícil es llegar… tal vez porque el único camino para llegar es la
memoria.
Sabemos de la
imposibilidad actual de que asista a nuestras comunidades, y que mandarle los
materiales es problemático. Pero como quiera, ahora, al igual que ayer y
que mañana, usted tiene un lugar especial con nosotros.
…
Sí, tal vez nos
encontremos antes sin quererlo… o queriéndolo… tocando alguna puerta o
asomándonos por una ventana, pero siempre abriendo un corazón.
Mientras tanto, tampoco
usted olvide que, cuando las zapatistas y los zapatistas decimos “aquí
estamos”, también l@s incluimos a ustedes.
Vale. Salud y que
la memoria resista, es decir, que viva. Porque vivos se los llevaron y
vivos los queremos.
A nombre de tod@s l@s
zapatistas del EZLN.
Subcomandante Insurgente Moisés.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México,
mayo del 2013.
(Fin de la
carta-invitación para l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha por la libertad).
(…)
Así que ya sabe quiénes
se contarán entre sus condiscípul@s.
Por aquí andarán.
No, no espantarán a nadie. Bueno, a menos que alguien tema la memoria y
que venga buscando olvido. Pero como creo que no es su caso, o cosa,
según, entonces no tiene de qué preocuparse.
Tal vez, sin
proponérselo, tope usted con la gran ceiba madre, el árbol que sostiene al
mundo. Si tiene la paciencia y la imaginación necesarias, mire su tronco
y haga pregunta. Tal vez la ceiba madre, con est@s condiscípulos tan
otr@s como compañía, le responda en las áridas arrugas de su tronco.
Pregunte lo que quiera, pero sobre todo, pregunte lo más importante:
Pregunte: ¿Con quién
todo esto? Y le responderán: Contigo.
Pregunte: ¿Para
quién este esfuerzo? Y le dirán: Para ti.
Pregunte: ¿Quién lo
hizo posible? Y, tal vez con un ligero temblor, escuchará: Tú.
Pregunte: ¿Para qué
este camino?
Y entonces la ceiba
madre, la tierra, el viento, la lluvia, el cielo sangrando luz, tod@s nuestr@s
caíd@s, nuestr@s desaparecid@s, le responderán:
Libertad…
¡Libertad!… ¡LIBERTAD!
Así que ya lo sabe: si,
cuando usted esté en estas montañas del sureste mexicano, llueve, ventea, el
cielo cobija o descubre su luz, y la tierra se humedece, será porque, al pie de
la ceiba madre, la sostenedora del mundo, alguien está haciendo preguntas… y,
sobre todo, porque está recibiendo respuestas.
¿Lo que sigue
después? Bueno, me parece que esa historia les tocará contarla a ustedes.
Vale. Salud y que
la memoria, ni caiga ni desaparezca.
(Continuará…)
Desde un rincón de la memoria.
SupMarcos.
México, Junio del 2013.
:::::::::::::::::::::::::::::
Escucha y ve los videos que acompañan este texto.
Mario
Benedetti, el siempre bienvenido, junto a Daniel Vigglietti, cantan, es decir,
gritan de l@s desaparecid@s, sobre l@s desaparecid@s, con l@s
desaparecid@s. Dedicado a las madres y abuelas que ni claudican, ni se
rinden, ni se venden.
De nuevo Mario Benedetti, subrayando, con su
voz, la imposibilidad del olvido. Dedicado a quienes no olvidan.
León Gieco canta, de su autoría, “La Memoria”,
la necia, implacable, feroz memoria de quienes no están, pero no se han ido, ni
se irán… mientras haya alguien que no olvide.
León Gieco con su rola “El País de la Libertad”, dirección a la que se dirige la memoria.
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Víctor Heredia explica por qué “Todavía cantamos”, es decir, por qué no olvidamos.
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