VOLANTEM
EST ALIO MODO GRADIENDI
(¿Qué
esperamos?)
Cualquier día, cualquier
mes de cualquier año.
Sequías.
Inundaciones. Sismos. Erupciones. Contaminación.
Pandemias actuales y futuras. Asesinatos de líderes de pueblos
originarios, de defensores de los derechos humanos, de guardianes de la
Tierra. Violencia de género escalada hasta el genocidio contra las
mujeres –el suicidio imbécil de la humanidad-. Racismo no pocas veces mal
oculto detrás de la limosna. Criminalización y persecución de la
diferencia. La condenación irremediable de la desaparición forzada.
Represión como respuesta a demandas legítimas. Explotación de los más por
los menos. Grandes proyectos de destrucción de territorios.
Poblados desolados. Desplazados por millones, ocultos bajo la figura de
“migración”. Especies en peligro de extinción o ya sólo un nombre en la
carpeta de “animales prehistóricos”. Gigantescas ganancias de los más
ricos de los ricos del planeta. Miseria extrema de los más pobres de los
necesitados del mundo. La tiranía del dinero. La realidad virtual
como salida falsa frente a la realidad real. Estados Nacionales
agonizantes. Cada individuo un extraño enemigo. La mentira como programa
de gobierno. Lo frívolo y superficial como ideales a alcanzar. El
cinismo como nueva religión. La muerte como cotidianeidad. La
guerra. Siempre la guerra.
La tormenta
arrasando con todo, susurrando, aconsejando, gritando:
¡Ríndete!
¡Ríndete!
¡RÍNDETE!
Y sin embargo…
Allá, cerca y
lejos de nuestros suelos y cielos, hay alguien. Una mujer, un
hombre, unoa otroa, un grupo, un colectivo, una
organización, un movimiento, un pueblo originario, un barrio, una calle, un
poblado, una casa, una habitación. En el rincón más pequeño, más
olvidado, más lejano, hay alguien que dice “NO”. Que lo dice quedo, que
apenas se oye, que lo grita, que lo vive y lo muere. Y se rebela y
resiste. Alguien. Hay que buscarle. Hay que
encontrarle. Hay que escucharle. Hay que aprenderle.
Aunque tengamos
que volar para abrazarle.
Porque, después de
todo, volar es sólo otra forma de caminar. Y, bueno, caminar es nuestro
modo de luchar, de vivir.
Así que, en la
Travesía por la Vida, ¿qué esperamos? Esperamos mirarle su corazón de
usted. Esperamos que no sea demasiado tarde. Esperamos… todo.
Doy Fe.
SupGaleano.
Planeta Tierra… o lo que queda de él.
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