Sexta parte: UNA MONTAÑA EN ALTA MAR.
COMUNICADO
DEL COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO
ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
5 DE OCTUBRE DEL 2020.
Al Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de
Gobierno:
A la Sexta Nacional e Internacional:
A las Redes de Resistencia y Rebeldía:
A las personas honestas que resisten en todos los rincones del planeta:
Hermanas, hermanos, hermanoas:
Compañeras, compañeros y compañeroas:
Los pueblos
originarios de raíz maya y zapatistas les saludamos y les decimos lo que llegó en
nuestro pensamiento común, de acuerdo a lo que miramos, escuchamos y sentimos.
Primero.- Miramos y
escuchamos un mundo enfermo en su vida social, fragmentado en millones de
personas ajenas entre sí, empeñadas en su supervivencia individual, pero unidas
bajo la opresión de un sistema dispuesto a todo para saciar su sed de
ganancias, aún y cuando es claro que su camino va en contra de la existencia
del planeta Tierra.
La aberración del
sistema y su estúpida defensa del “progreso” y la “modernidad” se estrella
contra una realidad criminal: los feminicidios. El asesinato
de mujeres no tiene color ni nacionalidad, es mundial. Si es absurdo e
irrazonable que alguien sea perseguido, desaparecido, asesinado por su color de
piel, su raza, su cultura, sus creencias; no se puede creer que el hecho de ser
mujer equivalga a una sentencia de marginación y muerte.
En una escalada
previsible (acoso, violencia física, mutilación y asesinato), con el aval de
una impunidad estructural (“ella se lo merecía”, “tenía tatuajes”, “¿qué andaba
haciendo en ese sitio a esa hora?”, “con esa ropa, era de esperar”), los
asesinatos de mujeres no tienen ninguna lógica criminal que no sea la del
sistema. De diferentes estratos sociales, distintas razas, edades que van
desde la niñez temprana hasta la vejez y en geografías distantes entre sí, el
género es la única constante. Y el sistema es incapaz de explicar por qué
esto va de la mano de su “desarrollo” y “progreso”. En la indignante
estadística de las muertes, mientras más “desarrollada” está una sociedad,
mayor es el número de víctimas en esta auténtica guerra de género.
Y la
“civilización” parece decirnos a los pueblos originarios: “la prueba de tu
subdesarrollo está en tu baja tasa de feminicidios. Tengan
sus megaproyectos, sus trenes, sus termoeléctricas, sus minas, sus
presas, sus centros comerciales, sus tiendas de electrodomésticos –con canal de
televisión incluido-, y aprendan a consumir. Sean como nosotros.
Para saldar la deuda de esta ayuda progresista, no bastan sus tierras, sus
aguas, sus culturas, sus dignidades. Deben completar con la vida de las
mujeres”.
Segundo.- Miramos y
escuchamos a la naturaleza herida de muerte, y que, en su agonía, advierte a la
humanidad que lo peor está todavía por venir. Cada catástrofe “natural”
anuncia la siguiente y olvida, convenientemente, que es la acción de un sistema
humano la que la provoca.
La muerte y la
destrucción no son ya algo lejano, que se limite a fronteras, respete aduanas y
convenios internacionales. La destrucción en cualquier rincón del mundo,
repercute en todo el planeta.
Tercero.- Miramos y
escuchamos a los poderosos replegándose y escondiéndose en los llamados Estados
Nacionales y sus muros. Y, en ese imposible salto hacia atrás, reviven
nacionalismos fascistas, chauvinismos ridículos y un palabrerío
ensordecedor. En esto advertimos las guerras por llegar, las que se
alimentan de historias falsas, huecas, mentirosas y que traducen nacionalidades
y razas en supremacías que se impondrán por la vía de la muerte y la
destrucción. En los distintos países se vive la disputa entre capataces y
quienes aspiran a sucederles, escondiendo que el patrón, el amo, el mandón, es
el mismo y no tiene más nacionalidad que la del dinero. Mientras tanto,
los organismos internacionales languidecen y se convierten en meros nombres,
como piezas de museo… o ni eso.
En la
oscuridad y confusión que preceden a esas guerras, escuchamos y miramos el
ataque, cerco y persecución de cualquier atisbo de creatividad, inteligencia y
racionalidad. Frente al pensamiento crítico, los poderosos demandan,
exigen e imponen sus fanatismos. La muerte que plantan, cultivan y
cosechan no es sólo la física; también incluye la extinción de la universalidad
propia de la humanidad -la inteligencia-, sus avances y logros. Renacen o
son creadas nuevas corrientes esotéricas, laicas y no, disfrazadas de modas
intelectuales o pseudo ciencias; y las artes y las ciencias
pretenden ser subyugadas a militancias políticas.
Cuarto.- La Pandemia del
COVID 19 no sólo mostró las vulnerabilidades del ser humano, también la codicia
y estupidez de los distintos gobiernos nacionales y sus supuestas
oposiciones. Medidas del más elemental sentido común fueron despreciadas,
apostando siempre a que la Pandemia sería de corta duración. Cuando el
paso de la enfermedad se fue haciendo cada vez más dilatado, empezaron los
números a sustituir tragedias. La muerte se convirtió así en una cifra
que se pierde a diario entre escándalos y declaraciones. Un comparativo
tétrico entre nacionalismos ridículos. El porcentaje de bateo y de
carreras limpias que determina qué equipo, o Nación, es mejor o peor.
Como se detalla en
uno de los textos previos, en el zapatismo optamos por la prevención y la
aplicación de medidas sanitarias que, en su momento, fueron consultadas con
científic@s que nos orientaron y ofrecieron, sin titubear, su ayuda. Los
pueblos zapatistas les estamos agradecidos y así quisimos demostrarlo.
Después de 6 meses de la implantación de esas medidas (cubre bocas o su
equivalente, distancia entre personas, cierre de contactos personales directos
con zonas urbanas, cuarentena de 15 días para quien pudo haber estado en
contacto con contagiados, lavado frecuente con agua y jabón), lamentamos el
fallecimiento de 3 compañeros que presentaron dos o más síntomas asociados al
Covid 19 y que tuvieron contacto directo con contagiados.
Otros 8 compañeros
y una compañera, quienes murieron en ese período, presentaron uno de los
síntomas. Como carecemos de la posibilidad de pruebas, asumimos que el
total de los 12 compañer@s murieron por el llamado Corona virus (científicos
nos recomendaron asumir que cualquier dificultad respiratoria sería Covid
19). Estas 12 ausencias son responsabilidad nuestra. No son culpa
de la 4T o de la oposición, de neoliberales o neoconservadores, de chairos o
fifís, de conspiraciones o complots. Pensamos que debimos haber extremado
más todavía las precauciones.
Actualmente, con
la falta de esos 12 compañer@s a cuestas, mejoramos en todas las comunidades
las medidas de prevención, ahora con el apoyo de Organizaciones No
Gubernamentales y de científicos que, a título individual o como colectivo, nos
orientan en el modo de afrontar con más fortaleza un posible rebrote.
Decenas de miles de cubre bocas (diseñados especialmente para evitar que un
probable portador contagie a otras personas, de bajo costo, reusables y
adaptados a las circunstancias) se han distribuido en todas las
comunidades. Otras decenas de miles más están siendo producidos en los
talleres de bordado y costura de insurgent@s y en los poblados. El uso
masivo de cubre bocas, las cuarentenas de dos semanas para quienes pudieran
estar infectados, la distancia y el lavado continuo de manos y rostro con agua
y jabón, y evitar en lo posible salir a las ciudades, son medidas recomendadas
incluso a herman@s partidistas, para contener la expansión de contagios y
permitir el mantenimiento de la vida comunitaria.
El detalle de lo
que fue y es nuestra estrategia podrá ser consultado en su momento. Por
ahora decimos, con la vida latiendo en nuestros cuerpos, que, según nuestra
valoración (en la que probablemente podemos estar equivocados), el enfrentar la
amenaza como comunidad, no como un asunto individual, y dirigir nuestro
esfuerzo principal a la prevención, nos permite decir, como pueblos zapatistas:
aquí estamos, resistimos, vivimos, luchamos.
Y ahora, en todo
el mundo, el gran capital pretende que se vuelva a las calles para que las
personas reasuman su condición de consumidores. Porque son los problemas
del Mercado los que le preocupan: el letargo en el consumo de mercancías.
Hay que retomar
las calles, sí, pero para luchar. Porque, como hemos dicho antes, la
vida, la lucha por la vida, no es un asunto individual, sino colectivo.
Ahora se está viendo que tampoco es asunto de nacionalidades, es mundial.
-*-
Muchas cosas de
éstas miramos y escuchamos. Y mucho las pensamos. Pero no sólo…
Quinto.- También
escuchamos y miramos las resistencias y rebeldías que, no por silenciadas u
olvidadas, dejan de ser claves, pistas de una humanidad que se niega a seguir
al sistema en su apresurado paso al colapso: el tren mortal del progreso que
avanza, soberbio e impecable, hacia el acantilado. Mientras el maquinista
olvida que es sólo un empleado más y cree, ingenuo, que él decide el camino,
cuando no hace sino seguir la prisión de los rieles hacia el abismo.
Resistencias y
rebeldías que, sin olvidar el llanto por las ausencias, se empeñan en luchar
por -quien lo diría-, lo más subversivo que hay en esos mundos divididos entre
neoliberales y neoconservadores-: la vida.
Rebeldías y
resistencias que entienden, cada quien con su modo, su tiempo y su geografía, que
las soluciones no están en la fe en los gobiernos nacionales, que no se gestan
protegidas por fronteras ni visten banderas y lenguas distintas.
Resistencias y
rebeldías que nos enseñan a nosotros, nosotras, nosotroas,
zapatistas, que las soluciones pudieran estar abajo, en los sótanos y rincones
del mundo. No en los palacios gubernamentales. No en las oficinas
de las grandes corporaciones.
Rebeldías y
resistencias que nos muestran que, si los de arriba rompen los puentes y
cierran las fronteras, queda navegar ríos y mares para encontrarnos. Que
la cura, si es que la hay, es mundial, y tiene el color de la tierra, del
trabajo que vive y muere en calles y barrios, en mares y cielos, en los montes
y en sus entrañas. Que, como el maíz originario, muchos son sus colores,
sus tonalidades y sonidos.
-*-
Todo esto, y más,
miramos y escuchamos. Y nos miramos y nos escuchamos como lo que somos:
un número que no cuenta. Porque la vida no importa, no vende, no es
noticia, no entra en las estadísticas, no compite en las encuestas, no tiene
valoración en las redes sociales, no provoca, no representa capital político,
bandera partidaria, escándalo de moda. ¿A quién le importa que un
pequeño, pequeñísimo, grupo de originarios, de indígenas, viva, es decir, luche?
Porque resulta que
vivimos. Que a pesar de paramilitares, pandemias, megaproyectos,
mentiras, calumnias y olvidos, vivimos. Es decir, luchamos.
Y en esto
pensamos: en que seguimos luchando. Es decir, seguimos viviendo. Y
pensamos que durante todos estos años, hemos recibido el abrazo hermano de
personas de nuestro país y del mundo. Y pensamos que, si acá la vida
resiste y, no sin dificultades, florece, es gracias a esas personas que
desafiaron distancias, trámites, fronteras y diferencias culturales y de
lengua. Gracias a ellas, ellos, elloas – pero sobre todo
ellas-, que retaron y derrotaron calendarios y geografías.
En las montañas del
sureste mexicano, todos los mundos del mundo encontraron, y encuentran, oído en
nuestros corazones. Su palabra y acción fue alimento para la resistencia
y la rebeldía, que no son sino continuación de las de nuestros antecesores.
Personas con las
ciencias y las artes como camino, encontraron el modo para abrazarnos y
alentarnos, aunque fuera a la distancia. Periodistas, fifís y no, que
reportearon la miseria y la muerte antes, la dignidad y la vida siempre.
Personas de todas las profesiones y oficios que, mucho para nosotros, tal vez
poco para ell@s, estuvieron, están.
Y de todo esto
pensamos en nuestro corazón colectivo, y llegó en nuestro pensamiento que ya es
el tiempo ya de que nosotras, nosotros, nosotroas, zapatistas,
correspondamos al oído, la palabra y la presencia de esos mundos. Los
cercanos y los lejanos en geografía.
Sexto.- Y esto hemos
decidido:
Que es tiempo de
nuevo para que bailen los corazones, y que no sean ni su música ni sus pasos,
los del lamento y la resignación.
Que diversas
delegaciones zapatistas, hombres, mujeres y otroas del color
de nuestra tierra, saldremos a recorrer el mundo, caminaremos o navegaremos
hasta suelos, mares y cielos remotos, buscando no la diferencia, no la
superioridad, no la afrenta, mucho menos el perdón y la lástima.
Iremos a
encontrar lo que nos hace iguales.
No sólo la
humanidad que anima nuestras pieles diferentes, nuestros distintos modos,
nuestras lenguas y colores diversos. También, y sobre todo, el sueño
común que, como especie, compartimos desde que, en la África que pareciera
lejana, echamos a andar del regazo de la primera mujer: la búsqueda de la
libertad que animó ese primer paso… y que sigue andando.
Que el primer
destino de este viaje planetario será el continente europeo.
Que navegaremos
hacia las tierras europeas. Que saldremos y que zarparemos, desde tierras
mexicanas, en el mes de abril del año del 2021.
Que, después de
recorrer varios rincones de la Europa de abajo y a la izquierda, llegaremos a
Madrid, la capital española, el 13 de agosto del 2021 -500 años después de la
supuesta conquista de lo que hoy es México-. Y que, inmediatamente
después, seguiremos el camino.
Que hablaremos al
pueblo español. No para amenazar, reprochar, insultar o exigir. No
para demandarle que nos pida perdón. No para servirles ni para servirnos.
Iremos a decirle
al pueblo de España dos cosas sencillas:
Uno: Que no nos
conquistaron. Que seguimos en resistencia y rebeldía.
Dos: Que no tienen
por qué pedir que les perdonemos nada. Ya basta de jugar con el pasado
lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en
curso: el asesinato de luchadores sociales, como el hermano Samir Flores
Soberanes; los genocidios escondidos detrás de megaproyectos,
concebidos y realizados para contento del poderoso -el mismo que flagela todos
los rincones del planeta-; el aliento monetario y de impunidad para los
paramilitares; la compra de conciencias y dignidades con 30 monedas.
Nosotros,
nosotras, nosotroas, zapatistas NO queremos volver a ese pasado, ni
solos, ni mucho menos de la mano de quien quiere sembrar el rencor racial y
pretende alimentar su nacionalismo trasnochado con el supuesto esplendor de un
imperio, el azteca, que creció a costa de la sangre de sus semejantes, y que
nos quiere convencer de que, con la caída de ese imperio, los pueblos
originarios de estas tierras fuimos derrotados.
Ni el Estado
Español ni la Iglesia Católica tienen que pedirnos perdón de nada. No nos
haremos eco de los farsantes que se montan sobre nuestra sangre y así esconden
que tienen las manos manchadas de ella.
¿De qué nos va a
pedir perdón la España? ¿De haber parido a Cervantes? ¿A José Espronceda?
¿A León Felipe? ¿A Federico García Lorca? ¿A Manuel Vázquez Montalbán? ¿A
Miguel Hernández? ¿A Pedro Salinas? ¿A Antonio Machado? ¿A Lope de
Vega? ¿A Bécquer? ¿A Almudena Grandes? ¿A Panchito Varona, Ana
Belén, Sabina, Serrat, Ibáñez, Llach, Amparanoia, Miguel Ríos, Paco de Lucía,
Víctor Manuel, Aute siempre? ¿A Buñuel, Almodóvar y Agrado, Saura, Fernán
Gómez, Fernando León, Bardem? ¿A Dalí, Miró, Goya, Picasso, el Greco y
Velázquez? ¿A algo de lo mejor del pensamiento crítico mundial, con el sello de
la “A” libertaria? ¿A la república? ¿Al exilio? ¿Al hermano
maya Gonzalo Guerrero?
¿De qué nos va a
pedir perdón la Iglesia Católica? ¿Del paso de Bartolomé de las Casas?
¿De Don Samuel Ruiz García? ¿De Arturo Lona? ¿De Sergio
Méndez Arceo? ¿De la hermana Chapis? ¿De los pasos de los sacerdotes,
hermanas religiosas y seglares que han caminado al lado de los originarios sin dirigirlos
ni suplantarlos? ¿De quienes arriesgan su libertad y vida por defender
los derechos humanos?
-*-
El año del 2021 se
cumplirán 20 años de la Marcha del Color de la Tierra, la que realizamos, junto
con los pueblos hermanos del Congreso Nacional Indígena, para reclamar un lugar
en esta Nación que ahora se desmorona.
20 años después
navegaremos y caminaremos para decirle al planeta que, en el mundo que sentimos
en nuestro corazón colectivo, hay lugar para todas, todos, todoas.
Simple y sencillamente porque ese mundo sólo es posible si todas, todos, todoas,
luchamos por levantarlo.
Las delegaciones
zapatistas estarán conformadas mayoritariamente por mujeres. No sólo
porque ellas pretenden así devolver el abrazo que recibieron en los encuentros
internacionales anteriores. También, y sobre todo, para que los varones
zapatistas dejemos claro que somos lo que somos, y no somos lo que no somos,
gracias a ellas, por ellas y con ellas.
Invitamos a
que el CNI-CIG forme una delegación para que nos acompañe y sea, así, más rica
nuestra palabra para lo otro que lejos lucha. Especialmente invitamos a
una delegación de los pueblos que levantan el nombre, la imagen y la sangre del
hermano Samir Flores Soberanes, para que su dolor, su rabia, su lucha y
resistencia llegue más lejos.
Invitamos a
quienes tienen como vocación, empeño y horizonte, las artes y las ciencias a
que acompañen, a la distancia, nuestros navegares y pasos. Y que así nos
ayuden a difundir que en ellas, ciencias y artes, está la posibilidad no sólo
de la supervivencia de la humanidad, también de un mundo nuevo.
En resumen: salimos a
Europa en el mes de abril del año del 2021. ¿La fecha y la hora? No
la sabemos… todavía.
-*-
Compañeras, compañeros, compañeroas:
Hermanas, hermanos y hermanoas:
Éste es nuestro
empeño:
Frente a los
poderosos trenes, nuestras canoas.
Frente a las
termoeléctricas, las lucecitas que las zapatistas dimos en custodia a mujeres
que luchan en todo el mundo.
Frente a muros y
fronteras, nuestro navegar colectivo.
Frente al gran
capital, una milpa en común.
Frente la
destrucción del planeta, una montaña navegando de madrugada.
Somos zapatistas,
portador@s del virus de la resistencia y la rebeldía. Como tales, iremos
a los 5 continentes.
Es todo… por ahora.
Desde
las montañas del Sureste Mexicano.
A nombre de las mujeres, hombres y otroas zapatistas.
Subcomandante
Insurgente Moisés.
México, octubre del 2020.
P.D.- Sí, es la sexta
parte y, como el viaje, seguirá en sentido inverso. Es decir, le seguirá
la quinta parte, luego la cuarta, después la tercera, continuará en la segunda
y terminará con la primera.
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